Bendiciones que da el beisbol
Me siento un hombre bendecido, donde este bello deporte me ha dado todo lo que tengo. Familia, amigos, trabajo y todo lo maravilloso que sucede una vez estando dentro del terreno de juego. Hace pocos días publiqué en mis redes sociales la foto de aquel año de 1989, donde la reportera de Deportes de EL DEBATE, Berenice Argüelles, me hiciera una entrevista en mis inicios como ampáyer de beisbol. Ya de aquello han pasado 32 largos abriles. También recuerdo a uno de mis primeros compañeros, como lo fue Lauro Padilla. Tuve la fortuna de tener a grandes maestros, como mi padrino Cristóbal Castro Lugo, Ambrocio Quiñónez, Manuel “Mocho” Barrancas, Martiniano López, Everardo “Cuty” Richert y Esteban López. De todos ellos tengo grandes recuerdos. Gracias a que yo prácticamente me crié en los estadios de softbol, debido a que mi madre, Carlota Ruiz, me llevaba a los campos de juego donde ella jugaba las paradas cortas, a meses de nacido yo supe lo que era el polvo y las hormigas del Club de Veteranos. De eso ya han pasado 44 años. El gusto por el beisbol lo traía por mi padre, y la pasión por el softbol, eso me lo heredó mi madre. Y ahora quién iba a decirlo que aquel chamaco mocoso en pañales iba a estar promoviendo con éxito el softbol en esta ciudad. Lo hacemos a través de la Liga Nueva Era, pero mucho antes lo hicimos a través de nuestro trabajo en Promoción Deportiva de EL DEBATE, esta casa editorial de donde tengo el honor de ser parte de ellos. Seguimos vigentes. Hoy partimos a otro evento internacional más, y nos estaremos viendo desde la fronteriza ciudad de Tijuana. El beisbol nos llama y hay que atenderlo. Bendiciones para todos.