¿Deacómonos arreglamos?
La corrupción ha sido la problemática favorita en el escenario político a la que se le asocia el rezago de México, por encima incluso del tema económico o de seguridad, sin embargo, no ha existido una autentica voluntad por erradicarla y mucho menos un mecanismo medianamente eficaz que ayude a disminuirla. Las administraciones en turno han explotado el discurso y han maquillado la realidad para simular una lucha frontal contra la corrupción, mientras fortalecen la permanencia del statusquo y asumen que la ciudadanía se traga el cuento que con voluntad y personajes “honestos” se van a lograr avances. Y si bien es cierto que a partir de la creación del Sistema Nacional Anticorrupción y de los mecanismos de transparencia que garantizan el acceso a la información pública se ha permitido exponer casos que ayuden a visibilizar y magnificar el problema, no se ha hecho esfuerzo alguno por fortalecer la prevención y disminuir siquiera los casos donde tengan cabida las prácticas corruptas.
El ser humano es corrompible por naturaleza y, ante menores mecanismos de vigilancia, es mayor la posibilidad de caer en tentaciones y, partiendo del hecho de que vivimos en un país donde la corrupción se encuentra arraigada en la cultura como una práctica común, es la alternativa recurrente para resolver un problema, adjudicarse un contrato con gobierno, acelerar un trámite o hasta ganar un juicio.
La excesiva burocracia, la opacidad y la discrecionalidad, además de la existencia de intermediarios, fortalecen las prácticas corruptas, mientras que tenemos alternativas, no solo para disminuir la corrupción, sino incluso para erradicarla por completo.
Las herramientas tecnológicas irrumpieron en nuestra realidad y se incorporaron a nuestro día a día desde hace años pero han sido ignoradas por completo por la clase gobernante, como una alternativa que facilita y garantiza, por ejemplo, el flujo de dinero, la rapidez en los trámites, la imparcialidad en la toma de decisiones, la organización de datos, la transparencia en todos los procesos, elimina de tajo el factor humano, reduce la burocracia y facilita el acceso del ciudadano a un gobierno limpio y honesto.
El día que nuestros políticos de veras quieran combatir la corrupción nos van a hablar de propuestas en donde se incorpore la tecnología, es hora de eliminar los mitos que las estigmatizan como inseguras, por el contrario, es la herramienta más eficaz, segura y que brinda mayor certeza. El día en que la clase gobernante deje de hablar de perfiles y de personas honestas y empiece a estudiar y trabajar en desarrollar plataformas tecnológicas que de verdad van a garantizar la democratización de la burocracia, es cuando vamos a dar un paso hacia adelante, hasta entonces, todo lo demás es puro cuento barato.
CONDOLENCIAS: con mucho respeto y cariño, mando un abrazo y mi más sentido pésame a la familia Terminel, por el sensible fallecimiento de su líder, don Enrique, quien además fue un guasavense ejemplar y muy querido.