El Debate de Guamuchil

INDICADOR POLÍTICO

Poseleccio­nes: ante EU, Xóchitl entreguist­a, Claudia, como AMLO

- CARLOS RAMÍREZ @carlosramí­rezh

Luego de la subordinac­ión de los intereses mexicanos a los intereses nacionales de Estados Unidos que asumió México de manera consciente con el Tratado de Comercio Libre salinista de 1990 a 2018, la principal variable de la actual sucesión presidenci­al de México en el contexto de la sucesión presidenci­al en Estados Unidos es justamente reconocer que como nunca Washington será el factor central de la soberanía mexicana. En el memorándum aquí recordado varias veces y publicado en mayo de 1991 en la revista Proceso, el entonces embajador de Estados Unidos en México en 1992, John Dimitri Negroponte, uno de los principale­s espías americanos desde la guerra de Vietnam, le recordó el Departamen­to de Estado la urgencia de aprobar el tratado porque ese compromiso “es de alguna manera la piedra que culmina y asegura esas políticas (neoliberal­es de Salinas)“y la integració­n comercial institucio­nalizará “la aceptación de una orientació­n estadounid­ense en las relaciones exteriores de México”.

Y, en efecto, el TCL del presidente Salinas subordinó la histórica política nacionalis­ta de enfoques internacio­nales de México a los intereses de la Casa Blanca, e inclusive, en los tiempos del presidente López Obrador, ha sido difícil que México se desmarque de la diplomacia imperial de la Casa

Blanca y ha ido olvidando los enfoques nacionalis­tas que fuera un orgullo de la política exterior mexicana en el pasado.

El gobierno del presidente López Obrador le dio un sello muy personal y nacional a la política exterior mexicana, pero con habilidad supo escurrirse --robalear, del pez robalo, dirían algunos pescadores tabasqueño­s-- entre los entresijos de aislacioni­smo que asumió de manera imprudente y hasta grosera el presidente Donald Trump, y por ello y apoyado en ello, el presidente mexicano supo marcar una distancia crítica de los cansados esfuerzos del presidente Biden y su mediocre equipo de seguridad nacional, inclusive sin atender las amenazas inofensiva­s de Washington, siempre en el enfoque del principio lopezobrad­orista en materia de política exterior que aceptó la Casa Blanca: más vale México aliado con sus caprichos que subordinad­o con rupturas diplomátic­as.

Las dos principale­s candidatas a la presidenci­a mexicana están realizando una campaña de tipo local, pero todas sus propuestas van a depender de los tres temas fundamenta­les que están en la agenda de la elección presidenci­al estadounid­ense: el narcotráfi­co, la migración y las inversione­s privadas dentro del Tratado comercial, y las tres prioridade­s se van a imponer desde el punto de vista de la Casa Blanca. La candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo parte del camino fácil de mantener el estilo lopezobrad­orista de poner atención a las quejas americanas, pero desdeñarla­s desde su punto de vista que osciló entre el nacionalis­mo defensivo (Lorenzo Meyer) y el nacionalis­mo despectivo. La candidata de Morena estuvo en el círculo de toma de decisiones diplomátic­as de México y vio en vivo y en directo el estilo unidirecci­onal del presidente mexicano ante las presiones estadounid­enses.

La candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz carece de capacitaci­ón en materia de seguridad geopolític­a estratégic­a y depende de los compromiso­s de subordinac­ión diplomátic­a de México hacia Estados Unidos que mantienen los partidos que la patrocinan: el neoliberal­ismo salinista del PRI subordinad­o a EU, el conservadu­rismo del PAN como reflejos del amplio sector conservado­r republican­o y el entreguism­o del PRD de los Chuchos que desdeñó el viejo nacionalis­mo cardenista.

Y a ello se debe agregar el viaje que realizó Gálvez Ruiz como precandida­ta presidenci­al a Estados Unidos para pedir la intervenci­ón americana en el proceso presidenci­al mexicano, entregar su enfoque dependetis­ta a la OEA de hoy que no es más que un reflejo caricature­sco de la OEA de 1962 que operó para la Casa Blanca como el departamen­to de colonias --Fidel Castro dixit--.

El largo ciclo de relaciones México-EU desde el golpe de Estado a Chile en 1973 ordenado y operado por la Casa Blanca hasta las amenazas de Donald Trump y el presidente Biden de meter tropas operativas en México para combatir el narcotráfi­co que no se combate dentro de EU es el principal factor nacionalis­ta de la elección presidenci­al mexicana de este año.

POLÍTICA PARA DUMMIES: La política es la memoria del poder.

El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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