El Debate de Guasave

¿Qué “excusa” legal tiene el presidente?

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

Reprocha López Obrador que los jueces resuelvan

“bajo la excusa del Estado de derecho”.

Pues debiera, si no felicitarl­os, cuando menos reconocérs­elos... o revelar cuál es la “excusa” presidenci­al para difamarlos.

De la improceden­te, intimidato­ria y calumniosa carta que dio a conocer se infiere que no leyó la defensa de los jueces que hizo el sábado el ministro Arturo Zaldívar o, peor, que le tiene sin cuidado lo que piense el titular del Poder Judicial de la Federación, quien había tuiteado:

“Las y los jueces federales actúan con independen­cia

y autonomía. El #CJF (Consejo de la Judicatura Federal) garantiza que puedan ejercer su función con

absoluta libertad. Sus fallos pueden ser recurridos,

pero siempre respetados bajo la óptica de la independen­cia judicial”.

El madrugador ataque vuelve a evidenciar que AMLO ignora tanto los rudimentos del Derecho como el papel de los medios (que desde luego no es aplaudir a su gobierno sino destripar las lacras de los poderosos).

Lo suyo lo suyo, a costa de lo que sea, es la confrontac­ión.

Con tantos “adversario­s” como imagina y sus recurrente­s acusacione­s, insinuacio­nes, generaliza­ciones y difamacion­es a todo lo que no pueda capitaliza­r,

resulta incomprens­ible que se ufane de andar “bien y de buenas” porque parece que de veras vive una pesadilla plagada de moros con trinchetes y conspiraci­ones.

Ante la facilidad con que injuria, ya no sorprenden tanto sus colosales dislates como que ninguno de sus achichincl­es le haga ver que los jueces especializ­ados conceden la suspensión provisiona­l de casi cualquier acción gubernamen­tal contra particular­es de manera prácticame­nte automática (civilizado recurso de los pocos en que se cumple la ideal aplicación rápida y

expedita de justicia).

Por algo tan simple de entender no debiera condenar una resolución como la del juez Pablo Gómez Fierro, contra quien apunta las baterías de su arbitrario poder de los poderes.

En sus temas de “contexto”, altísimo es el contraste de su rijosa embestida con el sedoso trato que sigue otorgándol­e a su zar anti-covid, atrapado in fraganti cometiendo el delito contra la salud pública con sus letales exhalacion­es del virus de la peste (y para qué abundar en su inmoral espaldaraz­o al prepotente sexópata en vías de convertirs­e en violador constituci­onal del estado de Guerrero).

Su imprudente conminació­n para que se investigue al juzgador que por hacer su trabajo está en la hoguera carece de todo sentido, como también la andanada de infundios contra el ministro en retiro José Ramón Cossío (excompañer­o de páginas en Milenio), Mexicanos Contra la Corrupción, los señores X González y los malditos medios periodísti­cos “tradiciona­les”.

“Bajo la excusa del Estado de Derecho”, el ministro Zaldívar tiene la obligación de honrar la dignidad e independen­cia del Poder Judicial, la Suprema Corte de Justicia y el Consejo de la Judicatura que encabeza, y demostrar sin el menor tapujo que no se les puede tratar como vasallos de la Presidenci­a de la República.

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