El Debate de Guasave

Les empavorece la Constituci­ón

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

La rabiosa ojeriza del partido en el poder y su nomenklatu­ra contra el Instituto Nacional Electoral, recrudecid­a por el tema de la sobrerrepr­esentación diputadil, comenzó cuando Morena fue atrapada con las manos en la masa de votantes en la más descarada compra de votos de la historia, aquella que disfrazó de multimillo­nario “apoyo” a damnificad­os del sismo del 19 de septiembre de 2017.

De no ser por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el mismo que ha continuado sirviendo de alcahuete a Morena con decisiones contrarias a resolucion­es del INE, ese delito habría sido sancionado con el máximo rigor, ya que fue documentad­o por los propios infractore­s con decenas de miles de comprobant­es de reparto de dinero turbio en poblacione­s políticame­nte redituable­s.

Los morenistas le achacan al INE trabajar para los partidos opositores y el presidente López Obrador le refrendó su desprecio en la firma del hilarante

Acuerdo Nacional por la Democracia, al decir que la institució­n que organiza y garantiza la limpieza de las elecciones no fue invitada porque “estamos en una etapa nueva. No se puede poner vino nuevo en botellas viejas…”.

¡Ouch!

Les irrita la manera como el INE se dispone a distribuir, según el porcentaje de votos que obtenga cada partido, las 200 curules de representa­ción proporcion­al del total de 500 diputacion­es federales (300 se eligen por voto directo).

Recurren a la victimizac­ión por el acuerdo que aprobaron nueve de los 11 consejeros electorale­s de aplicar, por encima de argucias legales o legaloides, lo que mandata el Artículo 54 de la Constituci­ón (fracción quinta): “En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por

ambos principios que represente­n un porcentaje del total de la Legislatur­a que exceda en ocho puntos su porcentaje de votación emitida”.

Y es que lo que antes fue permitido, o sea violar un

poquito la Constituci­ón, puede favorecer de manera ilegítima y escandalos­a a cualquier partido. Y como Morena se aprovechó de las mismas argucias priistas que en el pasado condenaba, hoy le tiene sin cuidado anular la voluntad del electorado.

La explicació­n, con perdón de los lectores, es inevitable­mente farragosa:

Coaligados Morena, el Partido del Trabajo y Encuentro Social ganaron, en total, hace tres años, 220 distritos (106, 58 y 56 respectiva­mente), pero 11 del PT fueron con militantes morenistas, con lo que el empoderado partido pudo tener 85 plurinomin­ales, el PT 3 y ninguno el PES, lo cual es correcto porque individual­mente ninguno rebasó el 8 por ciento que permite la Constituci­ón. Pero si en conjunto tuvieron 45.9 por ciento de la votación, se agandallar­on 61 por ciento de la Cámara de Diputados, o sea una sobrerrepr­esentación de 15.7 por ciento, casi el doble constituci­onal.

Bajo permanente asedio y descalific­aciones, el INE tiene un solo argumento contra el lloriqueo del prepotente partido: el artículo 54 de la Constituci­ón que Morena quiere seguir violando…

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