Morena y el PAS explotan a profesores de la UAS
Al ver agarraditos de la mano a los exrectores Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuen en un gesto cómplice al salir del Instituto Electoral del Estado de Sinaloa, se me vino a la mente la oprobiosa traición de la 4T contra miles de profesores universitarios y los sinaloenses.
No se trata de agravios ideológicos o políticos solamente, sino de las consecuencias de una concertación cuasi delincuencial para mantener a docentes universitarios en la explotación y la ignominia, tratando de ocultar su desgracia como el cadáver de Eva Perón sepultado bajo dos planchas de acero en La Recoleta.
La generosa tarea docente de la UAS recae en un grupo de profesores que trabajan como parias y cuya mayoría son mano de obra gratuita en las múltiples campañas del PAS.
Una sociedad decente no puede tolerar que a la luz pública persista esta afrentosa violación a los derechos laborales de quienes forman a las nuevas generaciones.
Según su portal de transparencia, la UAS tiene aproximadamente 11 mil docentes frente a aula, de los cuales poseen formalidad laboral solo 4337: 711 de tiempo completo y 3626 de asignatura con 15 horas o más, a los que se les paga por nómina, y si tienen suerte les dan IMSS. Además, hay otro contingente de 6803 con menos de 15 horas, en condiciones de precariedad laboral, sobre los que descansa la masiva impartición de clases, y también el control político del PAS. A la mayoría se les cubre una vez terminado el semestre un salario paupérrimo. Para algunos no es problema porque tienen otros trabajos, o son sostenidos por sus familias, pero casi todos esperan una promoción que nunca llegará. Son fantasmas fiscales y académicos, pues ni siquiera se les permite firmar las actas de calificaciones de sus grupos para evitar evidencias de sus derechos adquiridos. La Secretaría del Trabajo y el IMSS deberían intervenir para evitarlo.
Estos profesionales constituyen un caso de violación multitudinaria de derechos humanos que ninguna sociedad civilizada puede tolerar. Actualmente la UNAM vive una crisis política y se encuentran tomadas varias facultades por no cubrir los salarios a 800 profesores que son dos por ciento de su planta académica, pero ante el escándalo, el rector Enrique Graue admitió el problema y prometió solucionarlo. Se trata de maestros a quienes muchos de sus estudiantes apoyan aun en medio de la pandemia y en redes sociales. Este affaire llama la atención de todo el país. En cambio, en la UAS le ocurre a casi la mitad de sus catedráticos y todo mundo tan tranquilo.
En la penosa conferencia de prensa del 18 de marzo que dieron en Mazatlán, Rocha y Cuen, el senador presumió que gracias a sus buenos oficios se cubre la nómina de los académicos de la UAS, soslayando esa realidad que conoce perfectamente. Su otrora promesa de erradicar el caciquismo del PAS iba dirigida a estos profesores, no tanto a algún grupo que busque el poder rosalino.
Por eso al verlos tan ufanos ayer alzando los brazos y manos entrelazadas me pareció una afrenta a la dignidad de los sinaloenses. ¡Qué lamentable sería que, de ganar Morena, estos mafiosos tuvieran impunidad y mayor poder!
Ya basta de inconsciencia. Hay matrimonios jubilados con doble pensión cada uno que se frotan las manos con la alianza Morena-PAS, pues piensan que conseguirán buenas plazas en la UAS a sus hijos. Se pasan.
Mario Zamora Gastélum tiene la mesa servida para superar la candidatura de Rocha si explota con inteligencia este escenario. A la UAS no la va a salvar con palabras, sino haciendo justicia y reformando a todo el sistema universitario estatal.