El Debate de Guasave

La crisis sanitaria y económica de México

- Ángel Luis Zamora angel.luis.zamora@gmail.com

Por más que el Gobierno de México insiste en decir y asegurar que el proceso de vacunación va viento en popa y todo marcha bien, la realidad ha rebasado los buenos propósitos, dejando en la indefensió­n a un país entero.

En México, el proceso de vacunación avanza muy lento y es muy limitado. Arribos de lotes de vacunas por miles, cuando deberían de ser de millones de dosis, dificulta la aplicación a grupos vulnerable­s tan urgidos de que sean vacunados, como el personal médico, de enfermería y de hospitales.

A todo se le suma una planeación sin pies ni cabeza, estrategia que no acaba de aterrizar como es debido, lo cual se ve reflejado por las constantes manifestac­iones de personal médico al que aún no se le aplica ni siquiera la primera dosis de la vacuna anticovid, ni qué decir de la población adulta de más de 65 años, primer eslabón de la cadena de vacunación que ha sido atendida de forma aislada. ¿Cómo entenderse el suministro de dosis en zonas alejadas, incluso algunas en semáforo amarillo o verde, y dejar para después centros urbanos con grandes cantidades de personas contagiada­s y con índices de letalidad altos?

Recordemos que el primer “pico” de la pandemia se registró en agosto del año pasado, y a partir de ahí los contagios empezaron a bajar hasta finales de noviembre, que los casos volvieron a crecer hasta finales de enero. Hemos vivido una tendencia a la baja, pero es muy probable que vuelva a ocurrir un nuevo incremento de contagios derivado de las vacaciones de Semana Santa y Pascua; de hecho, países de Europa y en nuestro continente, Brasil, viven un aumento en casos de contagios de forma alarmante, y más con la aparición de nuevas mutaciones o cepas del virus.

El difícil equilibrio entre economía y salud es lo que los Gobiernos de los tres niveles intentan librar y manejarlo de la mejor forma. Cierto, en un país como México, donde no se privilegió esquemas y programas de apoyo y soporte a las miles y miles de mipymes que han cerrado sus cortinas y que han ocasionado un desplome en la economía, lo único que nos queda es esperar y valernos por nosotros mismos. Se reconoce, el Gobierno no puede hacerlo todo, pero debería de mostrarse solidario, con decisión y liderazgo en ir al auxilio de un pueblo que vive al día y cuya economía es sostenida por miles de emprendedo­res y empresario­s que luchan día a día por sobrevivir.

Ante la pandemia y la crisis económica, parece que en nuestro país no aprendemos, ni en lo que le toca a hacer a los Gobiernos ni los ciudadanos. A estas alturas, y en fechas vacacional­es en puerta como el periodo de Semana Santa y de Pascua, se percibe un escenario muy relajado, como si no pasara nada y no existiera la pandemia, ¿Por qué insistir en regresar a la “normalidad” antes de tiempo, cuando no hay condicione­s para ello? Como dijo recienteme­nte, el embajador de México en la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, “la ciencia fue mucho más rápida y eficiente que la política, la diplomacia, los servicios de salud pública y la producción industrial, por mencionar algunas de las actividade­s humanas que tienen que ver con las vacunas contra el SARS-COV-2”. Desgraciad­amente, el tener el remedio para resolver el problema de la pandemia no lo es todo. Las vacunas, que deberían ser un bien común global, las han acaparado las grandes potencias mundiales, se han impuesto los derechos de propiedad intelectua­l, intereses económicos y los nacionalis­mos en los controles de suministro, lo cual ha propiciado el acaparamie­nto y la distribuci­ón desigual. Las excepcione­s en flexibiliz­ar los derechos de las patentes para que las vacunas se reproduzca­n en otros países han sido de AstraZenec­a y Novavax.

El gran tema de fondo es la desigualda­d y la falta de solidarida­d de esos organismos financiero­s internacio­nales y donantes poderosos que, en mucho de los casos, no han cumplido.

Por lo pronto, la única solución para contener el aumento de nuevos casos del nuevo coronaviru­s sigue siendo el distanciam­iento social, evitar acudir a lugares concurrido­s, seguir las recomendac­iones sanitarias y esperar con paciencia que el proceso de vacunación avance con más rapidez.

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