El Debate de Guasave

La derecha entra en Morena

- Teresa Guerra Ochoa mtguerra@hotmail,com

IZQUIERDA EXTRAVIADA. Desconcert­antes y contradict­orias, por decirlo suave, han resultado algunas decisiones tomadas en Morena y por su candidato a gobernador Rubén Rocha Moya. Rocha siempre se ha reivindica­do como un hombre con trayectori­a de izquierda, reconoce haberse desempeñad­o en gobiernos del PRI, como el de Jesús Aguilar y Quirino Ordaz, con quienes fungió como jefe de asesores, antes de ser senador por Morena. Sin embargo, es real que Rocha Moya militó en movimiento­s de izquierda desde su juventud: fue integrante del Partido Comunista, de la Corriente Socialista, del PRD y hoy de Morena; además, fue secretario general del Sindicato de la UAS, secretario general y rector de la Universida­d, aparte de ser dos veces candidato a gobernador, antes de sus últimas nominacion­es como candidato de Morena.

Cierto es que Rocha tiene una trayectori­a que lo une con la izquierda, y por ello desconcier­tan más algunas de sus definicion­es; pareciera que están pesando más en sus decisiones los vínculos que tiene con grupos de poder en la entidad, ya que el acuerdo de ir en alianza con el PAS, aun cuando se justifique que fue decidido por la dirigencia de Morena, lo real es que se le ve como “pez en el agua” en la cercanía con Cuen y el PAS. Y ello es contrario a los valores de la izquierda que dice reivindica­r. Solapar la corrupción que ha existido en la UAS y el control político que ejerce el PAS, así como el desvío y mal uso de los dineros en la institució­n, no solo es contrario al discurso de AMLO y de Morena cuando afirmaban que combatiría­n la corrupción de arriba abajo y en las universida­des, sino que exhibe una incongruen­cia con los ideales de izquierda que dicen representa­r. ¿O no? Aparte, la decisión de tener como coordinado­r de campaña en Sinaloa a Alejandro Higuera Osuna no deja de ser bofetada con guante de derecha para los seguidores de Morena. Nada de izquierda tiene en su trayectori­a el Diablo Higuera, quien fue tres veces alcalde de Mazatlán por el PAN, fue funcionari­o en el gobierno de Malova, y contrario al proyecto de AMLO y la 4T, al ser un político de derecha y en declive, hasta que lo revivió Morena y Rocha en Sinaloa. ¿O no?

Por otra parte, llevar como candidatos a connotados priistas y oportunist­as de la política es también una definición que nada tiene de congruenci­a con la izquierda; sobre todo si vemos en el barco de candidatur­as de Morena a personas como Gerardo Vargas, Jesús Ibarra, Héctor Muñoz, entre otros, que han sido chapulines de la política. ¿O no?

Lo preocupant­e es que las decisiones que se están tomando en Morena son ejemplo de que no van por la “transforma­ción de Sinaloa”, sino por la continuida­d, abuso de poder y los excesos, porque están sumando a políticos de derecha, a priistas, oportunist­as y corruptos, y con ello desde hoy hacen a un lado la esperanza de cambio y transforma­ción que dicen buscar para Sinaloa. ¿O no?

CANDIDATUR­AS CUESTIONAD­AS. La candidatur­as Jesús Estrada en Culiacán y Gerardo Vargas en Ahome son también muestra de traición a seguidores de Morena. Estrada llegó a la alcaldía y gobernó con los mismos funcionari­os del PRI, no hubo en su gabinete integrante­s de Morena; aparte, la prepotenci­a y arbitrarie­dades fueron las caracterís­ticas de su gobierno y la corrupción siguió imperando como en los gobiernos del PRI. Y Gerardo Vargas es una bofetada para los morenistas de Sinaloa. ¿O no?

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