Gilberto aprende durante años y hoy ya es empresario
Cumplió su sueño de ser dueño de su propio negocio, pues tras laborar casi una década en una nevería haciendo de todo, ahora ya tiene la propia, lo que le recuerda que los sacrificios valen la pena
Gilberto Alonso Soto Armenta desde la edad de siete años empezó a trabajar con su madrina vendiendo productos de limpieza, como son trapeadores, escobas, esponjas, entre otras cosas, y a los 14 se metió de lleno en la producción de escobas, para coronar así su espíritu emprendedor. Todo comenzó porque él desde muy chico tenía la curiosidad de aprender sobre el negocio familiar, y después de trabajar nueve años en una nevería tradicional de la ciudad para poder pagar sus estudios universitarios. Al pasar el tiempo Gilberto formó una familia junto a su esposa Diana, con la cual tiene una bebé de año y medio.
→ Emprendimiento Todo empezó cuando Gilberto Soto incursionó en el negocio de las ventas a la edad de siete años, ya que tenía la visión de emprender junto con su madrina para conocer cómo se manejaba el negocio familiar donde él ayudaba a una hermana de su mamá a embolsar todos los productos para llevarlos a la ruta, lo que viene siendo utensilios de limpieza. “Yo empecé como a la edad de siete años a trabajar con una madrina mía, ella tenía en venta veneno para las moscas, para las ratas y yo me dedicaba a ayudarle a embolsar todos los productos. Cuando cumplí 10 años empecé a manejar y me iba con ella a rutas para vender en los ranchos, pero ya vendíamos productos de limpieza, y hasta los 14 años empecé a hacer escobas y trapeadores”, comentó.
→ Dificultades Gilberto Soto comenta que trabajó por nueve años para una nevería donde aprendió la elaboración de distintos sabores de helados, empezó desde abajo, despachando a los carros que pasaban por la nevería y después lo pasaron a atención a clientes, y luego de que su esposa tuviera una niña, se dio cuenta de que no le alcanzaba para poder solventar tanto los gastos del hogar como los de su hija, que en ese entonces era una bebé recién nacida, es por eso que él decidió salirse de ese trabajo.
“Yo empecé a trabajar en una nevería más por el tiempo, yo salía de la escuela con un horario variado, pero yo entraba a trabajar más o menos a la uno o dos de la tarde, ya que primero empecé a despachar los carros y después pasé a servicio al cliente, así como también ayudó en la elaboración de las nieve.