Llegó la hora
Hace apenas unas horas dieron inicio las campañas en Sinaloa, y el deseo es que en estos 60 días, --ya 59, así de rápido se irá el tiempo--, predominen las propuestas, la civilidad, el respeto y el debate de ideas sobre el Sinaloa que queremos.
Por nuestra parte, hemos iniciado una campaña como somos los sinaloenses: alegres, directos, francos, honestos, transparentes, pero sobre todo con los pies en el piso, con propuestas aterrizables. La gente merece campañas sin mentiras, sin engaños, sin promesas falsas. Seamos directos y bien derechos.
Los datos electorales indican que más de 2 millones 259 mil sinaloenses están en condiciones de emitir su voto el 06 de junio, y son ellos los destinatarios de todo un bombardeo de mensajes a través de redes sociales, plataformas digitales, medios de comunicación y campañas de tierra que se despliegan desde ayer.
Este proceso es, aunque suene a cliché, inédito e histórico. Inédito por las circunstancias que la rodean como la pandemia que ha alterado la forma de hacer campañas, e histórico porque en esta elección se juega todo, el presente y futuro de Sinaloa. Estamos ante la disyuntiva de dos rumbos. O se elige la opción que representa la evolución, que tanto necesita la entidad a lo largo de sus 18 municipios, o se abre la puerta a la ruina y el oportunismo.
Es por eso que hacemos votos para que aquellos ociosos de mentes torcidas den tregua a los electores y no enrarezcan el ambiente electoral. A nadie le conviene. A nadie favorece.
Lo que debe alentarse es el debate constructivo, reflexivo, que permita contrastar quién es quién, sus trayectorias, sus desempeños y sus resultados, para que la sociedad, los potenciales electores, tengan elementos para decidir mejor.
Estoy convencido de que todo debe hacerse sobre la mesa, de frente, dándonos la cara. Esa debe ser la apuesta.
Es por eso que considero oportuno que, adicional a los debates que por ejercicio de ley organiza el Instituto Estatal Electoral de Sinaloa, los organismos intermedios llamen a los candidatos a que expongamos qué visión tenemos y qué proyecto pretendemos. No rollo, no dichos. Sí a las propuestas medibles y realizables.
Que nos invite la CAADES a hablar sobre el campo; que nos invite el CODESIN o las cámaras empresariales a hablar de la economía; que nos invite el Colegio de Sinaloa a hablar de cultura; que nos inviten organismos que luchan contra la corrupción y a favor de la transparencia, para hablar del porqué son relevantes ejercicios como el “10 de 10”, de que nos abramos sin tapujos y sin miedo, a que nos midan centímetro a centímetro la congruencia, ¿cómo? Muy sencillo: que lo que tengamos sea acorde con nuestros ingresos a lo largo de nuestras trayectorias, por ejemplo.
Yo siempre estaré ahí, de frente, con respeto, dando la cara, porque, insisto, nada por debajo de la mesa.
Es tiempo de debatir. En esta elección nos jugamos todo, nos jugamos quién en el presente puede construir un mejor futuro.
Pongamos la verdad de moda. Yo estoy puesto. Llegó la hora.