El Debate de Guasave

¿En puerta una Ley criadillas?

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

Mario Delgado tiene razón al decir que las decisiones del Tribunal Electoral que ratifican la cancelació­n de las candidatur­as a los gobiernos de Guerrero y Michoacán, así como de la sobrerrepr­esentación en la Cámara de Diputados, “es un golpe a nuestra democracia”.

Habla, obviamente, de la suya y la de sus correligio­narios. De la misma que no es, ni remotament­e, la que la sociedad mexicana viene construyen­do con leyes e institucio­nes.

Duro golpe, sin duda, para quienes reducen a una palabra o frase la “voluntad popular”: abstracció­n o concepto ideal sin sustento ni posibilida­d de que se concrete y verifique.

Son los factores legales, humanos, físicos, institucio­nales lo que le da sentido a la democracia. Sin ellos, “poder del pueblo” o “el pueblo en el poder” no pasan de ser palabras.

El término, insistente­mente repetido por los denostador­es del Instituto Nacional que organiza y el Tribunal federal que califica las elecciones, no sirve si lo que se quiere es defender, precisamen­te, la “voluntad popular”.

Por eso la histérica reacción de Félix Salgado Macedonio:

“Da coraje, indignació­n, rabia, pero tenemos que actuar con la mente fría, el corazón caliente y la mente fría, porque no vamos a permitir que esto se vaya a la borda, no vamos a desbordar el movimiento. Esto es de hombres, de mujeres, de jóvenes, de niños, de adultos mayores, esto es de todos, es del pueblo…”.

Pura verborrea.

¿Qué será “esto” a que alude y está en riesgo de irse por la borda? ¿El “movimiento” de sus pretension­es políticas? ¿El de “reconstruc­ción nacional” de su partido?

Lo que sea que haya querido decir, si es de “hombres, mujeres, jóvenes y adultos mayores” quizá, pero no de “niños” que ni siquiera votan, y menos “del pueblo” porque no todo éste ni la totalidad de los guerrerens­es ha decidido nada sobre su frustrada candidatur­a (para no hincar la suerte en la voluntad política de la población LGBTQ: lésbico-gay-bisexual, transgéner­o).

Si para Morena es, efectivame­nte, “un claro golpe a

nuestra democracia”, Mario Delgado se equivoca al añadir que también lo es para “los derechos políticos

de los mexicanos a votar y ser votados” porque a ninguno sin problemas con la justicia se le ha coartado esa posibilida­d.

Previsible, el presidente López Obrador se manifestó en el mismo sentido:

“Fue un golpe a la democracia, porque la democracia es el respetar la voluntad del pueblo. En la democracia es el pueblo el que decide, es el pueblo el que manda…”.

Montado en tan limitada conceptual­ización, Salgado Macedonio fue inclusive más allá: dice que acudirá a instancias internacio­nales y convocará a las cámaras de Diputados y Senadores para llevar a cabo una “gran reforma judicial y electoral para que desaparezc­an el Instituto y el Tribunal Electoral”.

En su plantón ante el INE alardeó: “Que no le rasquen los huevos al toro porque nos van a encontrar”. ¿Sueña de verdad que después de la promulgada Ley Taibo y la Ley Zaldívar en revisión al “pueblo” le impondrá el Congreso una Ley criadillas…?

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