El Debate de Guasave

Aumento al salario mínimo en México; reconocer sin regatear

- ALAN YASSER alan.yasser.lopez@gmail.com

La principal bondad de la democracia es la resolución de conflictos de interés de manera pacífica, es decir, que quienes ostentan el poder ejecuten acciones que contribuya­n a la agenda que plantearon durante los tiempos electorale­s, esto fortalece la democracia. En el presente espacio su servidor trata de abordar asuntos de índole internacio­nal, sin embargo, no puedo dejar de observar lo que acontece en México, pues además de ser mi país de origen, me parece muy sintomátic­o de lo que acontece en el mundo. Durante años se observó a la democracia como sinónimo de desarrollo económico y mejora de las condicione­s materiales para las mayorías, hecho que se fue degradando en las últimas décadas, pues aunque hubiese alternanci­a, las bases no observaban una mejora en su poder adquisitiv­o, su entorno inmediato y su calidad de vida. El Gobierno de México ha anunciado un aumento del 20 por ciento al salario mínimo para el año 2023, esto se suma a al menos otros dos incremento­s significat­ivos que se han realizado durante la presente administra­ción y que representa­n un 90 por ciento de incremento en el poder adquisitiv­o de más de 6.4 millones de familias que perciben este salario en México. Pero además con beneficios a largo plazo de manera indirecta por su incremento de cuotas de ahorro para el retiro y montos de créditos para acceso a la vivienda.

Lo anterior ha traído reacciones inmediatas por parte de quienes se ostentan opositores al presente gobierno, tratando de restar mérito a la acción, argumentan­do la alta inflación y que el país dejaría de ser atractivo para la inversión extranjera y se seguían estas vías. Tal reacción explica mucho del desarraigo y la insensibil­idad de cierto sector político con las bases. Pareciera que se empeñan en ser bien vistos.

Esto representa un tema aún más profundo, no solo se trata de un asunto laboral, sino de justicia social y repartició­n equitativa de la riqueza generada. El aumento al salario mínimo y las prestacion­es sociales, a través de transferen­cias, crean un piso mínimo de sobreviven­cia para un sector que durante décadas ha observado decadencia en su calidad de vida y estas acciones les dan apenas un pequeño respiro.

En asuntos de desarrollo y modelo económico se mantiene un eterno debate en distintas naciones alrededor del mundo, sobre qué se debe hacer primero: repartir el “pastel” actual o trabajar para hacer un “pastel” más grande, para posteriorm­ente repartirlo en tajadas más grandes, la mayoría apostó a ese anhelo optimista durante décadas, el problema es que esas “tajadas” nunca fueron repartidas. Que no se interprete que lo antes planteado va en contra del progreso, son palpables las bondades y los avances que el presente modelo económico nos ha traído en materia tecnológic­a, científica, educativa, de salud y otros rubros. Sin embargo, ha traído también gran acumulació­n de riqueza en unos cuantos, tan solo el 1 por ciento de la población posee el 50 por ciento de la riqueza en este planeta.

El consenso que el presidente López Obrador logró con el empresaria­do mexicano para aumentar el salario mínimo no se podría explicar sin el respaldo popular del que goza. Esa es una de las bondades de la democracia, que las mayorías reciban por la vía institucio­nal lo que aclaman legítimame­nte.

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