El Debate de Los Mochis

¿Puede un árbol ser maldito?

- Ernesto Zazueta Zazueta presidenci­a@azcam.com.mx

Existen muchas leyendas negativas alrededor del eucalipto, de este árbol originario de Australia y Tasmania que tiene más de 700 especies distribuid­as por todas partes del mundo. Hasta le han llamado el árbol maldito, pero ¿en verdad un árbol puede ser tan dañino?

Hay teorías que aseguran que el eucalipto es un árbol peligroso porque es capaz de generar muchos males al planeta y pocos bienes, pero si esto fuera cierto, Australia no sería el santuario que conserva cientos de especies únicas en todo el mundo.

¿Cuál es el problema? Se dice que estos árboles se beben toda el agua, que secan las tierras, porque es tan grande y crece tan rápido que es capaz de chupar toda el recurso hídrico, pero esto es una verdad a medias, al igual que el repetido argumento sobre que agota los suelos.

Pero todas estas acusacione­s hacia el eucalipto se dan por una falta de cultura forestal que impera en casi todo el mundo.

Este árbol sí consume mucha agua, pero lo hace como muchas otras especies, la diferencia es que esta usa el vital recurso de manera mucho más eficiente.

De hecho, es muy importante señalar, para todos aquello que lo desconocen, que el eucalipto llegó a México como una medida de salud pública.

El último tercio del siglo pasado fue recomendad­o por los doctores que pensaron e impulsaron la siembra del eucalipto en el Valle de México con la finalidad de “sanear” la ciudad descendien­do los casos de malaria, de diferentes tipos de fiebres y de diversos problemas respirator­ios, pues todos estos eran padecimien­tos que tenían seriamente preocupado­s a los médicos y a las autoridade­s de salud a nivel nacional.

El doctor De Bellina recomendó el uso de eucaliptos, en particular las especies Eucalyptus globulus, Blue gum y

Gunii, que ya habían sido empleadas con éxito en lugares como Argelia, Barcelona, Cádiz y en varias ciudades de Italia y Córcega para combatir las aguas estancadas. Y es que por la escasez de drenaje era necesario secar las zonas pantanosas y plantar muchos árboles de esta especie para que hicieran este trabajo de sanear las ciudades. Médicos militares en Argelia aseguraron que gracias a la plantación de 15 millones de árboles de eucalipto de varias especies habían logrado bajar los casos de malaria. De Bellina calculó que para sanear el Valle de México tendría que plantar 52 millones 650 mil eucaliptos y esa fue la idea con el firme objetivo de mejorar las condicione­s sanitarias del Valle de México.

Esto no era algo nuevo, pues desde 1874 una comisión en el Consejo Superior de Salubridad, que eran los encargados de regular y vigilar los asuntos de salud pública, habían dictaminad­o el posible uso medicinal de

Eucalyptus globulus, por el bien de toda la población. La verdad es que este árbol consume menos agua de lo que parece, durante la sequía su evaporació­n y transpirac­ión se reduce casi por completo.

Además, cuando no hay lluvia, mientras otros árboles se ponen amarillos y secos, el eucalipto siempre está verde y luce alegre. Y no se roba el agua, lo que hace es que tiene reservas porque cierra las estomas de sus hojas (algo así como los poros de la piel de los humanos) y eso impide que se escape el vital líquido.

Pero lo más importante que todos tenemos que saber hoy en día es que las hojas de este árbol tienen tres propiedade­s maravillos­as: son antiinflam­atorias, antimicrob­ianas y expectoran­tes. De tal suerte que reduce la inflamació­n y facilita la respiració­n, respiració­n que hoy valoramos más que nunca.

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