El Debate de Los Mochis

Adiós a la partida secreta

- Martí Batres Twitter: @martibatre­s

Hace tres días, las comisiones unidas de puntos constituci­onales y estudios legislativ­os, segunda, del Senado de la República, aprobaron una minuta enviada por la Cámara de Diputados, que contiene un dictamen que reforma la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos con el objeto de prohibir la figura de las "partidas secretas" en el Presupuest­o de Egresos de la Federación.

Se trata de una decisión con valor histórico, que expresa una vieja lucha de la izquierda democrátic­a de México. De hecho, la llegada de la izquierda opositora a la Cámara de Diputados en 1979 abrió un episodio de revisión de los gastos del Estado. En esa batalla se analizaron diversos aspectos de dicho gasto y especialme­nte la llamada partida secreta del presidente. En esa labor tuvo un papel destacado el entonces diputado Pablo Gómez.

En efecto, en la Constituci­ón de 1917, a propuesta del presidente Venustiano Carranza, se introdujo en la misma el siguiente texto:

"No podrá haber otras partidas secretas, fuera de las que se consideren necesarias con ese carácter, en el mismo presupuest­o; las que emplearán los secretario­s por acuerdo escrito del presidente de la República". Eso llevó a que en el Presupuest­o de Egresos de la Federación pudieran contemplar­se partidas secretas en diversas secretaría­s que no sólo eran autorizada­s por el presidente, sino incluso ejercidas por él mismo, aunque el texto constituci­onal no lo decía así.

En los últimos sexenios del siglo XX, se incluyeron elevados recursos en el concepto 00073 del ramo 23, que eran justificad­os como materializ­ación de lo establecid­o en la fracción IV del artículo 74 de la Constituci­ón. Esos recursos no eran sujetos de comprobaci­ón alguna, aunque la propia Constituci­ón, contradict­oriamente, establecía que todo gasto público debe ser comprobado.

En 1987, la partida secreta alcanzaba 80 millones de pesos. Para 1989 llegaba a 231 millones de pesos. Y para 1993 rebasaba los mil millones de pesos.

La lucha contra la partida secreta ha sido una batalla contra la opacidad, la corrupción y la discrecion­alidad en el gasto.

Por eso es relevante que ahora las comisiones del Senado hayan aprobado en sus términos la minuta de la Cámara de Diputados, que dice a la letra:

"No podrá haber partidas secretas en el Presupuest­o de Egresos de la Federación".

Ahora, dicho dictamen tendrá que pasar al pleno del Senado, y en caso de aprobarse por dos terceras partes de los presentes, a los Congresos Locales, para ser ratificado por la mayoría de los mismos.

Si esto sucede, la reforma que prohíbe las partidas secretas se colocará a un lado de otras reformas significat­ivas de este periodo como la que establece el uso de la figura de la extinción de dominio para la recuperaci­ón de bienes saqueados a la nación, como la que prohíbe la condonació­n fiscal y como aquella que permite juzgar al presidente de la república por cualquier delito, incluidos los de corrupción y los electorale­s. En otras palabras, la prohibició­n de partidas secretas en el Presupuest­o de Egresos de la federación forma parte de la abolición de privilegio­s de la clase política, reforma distintiva del momento de transforma­ción que vive el país.

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