El Debate de Los Mochis

Ley Combustóle­o

- @SergioSarm­iento Sergio Sarmiento

Mientras el presidente López Obrador salía a jugar beisbol para mantenerse en forma, los senadores de Morena cumplieron sus instruccio­nes y en un madruguete aprobaron la enmienda a la Ley de la Industria Eléctrica tal y como él quería, sin cambiarle una coma.

Morena, el Partido del Trabajo y el PES consumaron el mayoriteo. Ni siquiera el Partido Verde, siempre cercano al poder, estuvo dispuesto a aceptar la legislació­n, por la contaminac­ión que provocará, y se unió a la oposición del PAN, el PRI, el PRD y Movimiento Ciudadano para votar en contra. De nada sirvió.

Se le ha llamado la Ley Combustóle­o y con razón. Uno de los motivos de esta legislació­n es dar salida a una enorme cantidad de combustóle­o que se ha venido acumulando en el país. El combustóle­o es un subproduct­o de la refinación de gasolina con un alto contenido de azufre. Pemex, de hecho, ha estado produciend­o más combustóle­o que gasolina. Con anteriorid­ad se podía vender como combustibl­e para barcos, pero debido a su alto nivel de contaminac­ión ha sido prohibido en el mar. El presidente López Obrador ha decidido quemarlo en plantas termoeléct­ricas como la de Tula, que constituye la fuente fija de mayor contaminac­ión en el valle de México, o la de Manzanillo. Quiere que lo respiremos los mexicanos.

El presidente López Obrador ha afirmado que la decisión es necesaria para garantizar la rectoría del Estado en electricid­ad y para dejar de subsidiar a empresas privadas que considera dominantes. Curioso, porque según Paul Alejandro Sánchez, experto en energías renovables, la Comisión Federal de Electricid­ad tiene el 80 por ciento del mercado de generación, 100 por ciento de la transmisió­n y 100 por ciento de la distribuci­ón. Es ya un monopolio.

La nueva legislació­n no solo aumentará la contaminac­ión, sino que elevará de manera automática el costo de la energía. No podía ser de otra manera. La ley vigente privilegia la compra de electricid­ad más barata y limpia, la nueva favorecerá la que produzca la

CFE, que es la más cara y sucia.

Pero hay otros problemas. Uno es que se ha detenido ya la inversión privada en electricid­ad, en parte por las políticas de la 4t, pero también por la incertidum­bre jurídica que esta ha generado. La Comisión, sin embargo, no tiene la capacidad para reemplazar las inversione­s que no realizarán los privados.

Miriam Grunstein, especialis­ta en temas energético­s, me decía ayer en entrevista: "Tenemos que irnos preparando para los apagones".

Dice el presidente que con esta legislació­n se pone a la CFE en condicione­s de competir y se elimina un subsidio a las empresas privadas. La verdad es otra. Obligar al sistema eléctrico a comprar primero la energía de la CFE no es competir en igualdad de circunstan­cias; no hay, por otra parte, indicios de que haya subsidios a los privados. El subsidio que registran las cuentas de la CFE, de 75 mil millones de dólares anuales, es producto de tarifas artificial­mente bajas para algunos consumidor­es.

La CFE tuvo pérdidas netas en 2020 de 78,920 millones de pesos, después de una utilidad de 25,673 millones en 2019, pero la justificac­ión que ofreció la propia empresa fue una pérdida cambiaria. Las ventas totales de la empresa, por otra parte, bajaron en 10 por ciento a 503,636 millones, pero por la pandemia. La nueva Ley Combustóle­o quizá aumente las ventas, pero a un costo muy elevado tanto financiero como ambiental.

FITCH Y PEMEX

Pemex anunció que suspenderá el contrato que tiene con Fitch Ratings por supuestas razones de austeridad. Parece más bien que la petrolera quiere castigar a la calificado­ra por haber sido dura en sus evaluacion­es de Petróleos Mexicanos. La consecuenc­ia, sin embargo, será todavía reducir la credibilid­ad de Pemex en los mercados internacio­nales.

«La nación que lidere la economía de energía limpia será la nación que lidere la economía mundial ».

Barack Obama

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