El Debate de Los Mochis

Van con todo por todo

- Leo Zuckermann @leozuckerm­ann leo@opinar.com.mx

Faltan tres meses para las elecciones más grandes de la historia. Aunque los comicios tienen un fuerte componente local, tendrán consecuenc­ias nacionales muy importante­s: la consolidac­ión o no del proyecto lopezobrad­orista. El gobierno y los partidos que lo apoyan van con todo por todo. Este gobierno, en particular, está obsesionad­o con ganar para seguir centraliza­ndo el poder en la figura presidenci­al. Una victoria contundent­e se los permitiría.

Hasta ahora, parece que lo pueden lograr. Los pocos datos que existen así lo comprueban. A tres meses de los comicios, se han publicado muy pocas encuestas. Sin embargo, todas coinciden en que, en las elecciones para la Cámara de Diputados, Morena va muy arriba en las preferenci­as. Ni sumando al PRI, PAN y PRD lo alcanzan. Hoy, el gobierno tendría una gran probabilid­ad de retener la mayoría simple en la Cámara. En cuanto a la mayoría calificada de dos terceras partes que se requiere para reformar la Constituci­ón, también están en un rango probabilís­tico de mantenerla. Esto a pesar de los malos resultados de este gobierno en materia económica, de seguridad y manejo de la pandemia de covid-19. ¿A qué se debe la fortaleza actual de la coalición lopezobrad­orista?

Primero, a una estrategia diseñada e implementa­da desde Palacio Nacional. Este gobierno tiene muchas deficienci­as administra­tivas, pero son buenos para el tema electoral. Llevan muchos años probando lo que sirve y no para ganarse la voluntad ciudadana.

Han desarrolla­do una estructura territoria­l impresiona­nte con miles de Servidores de la Nación que, por un lado, reparten dinero en efectivo de programas sociales y, por el otro, promueven que los beneficiar­ios voten a favor de Morena. Como hicieron en 2000 cuando llegaron al poder en la Ciudad de México, se volvieron unos maestros en el arte del clientelis­mo electoral. Ese sistema ahora lo están trasladand­o a toda la República.

Segundo, han escogido a buenos candidatos. No a los más leales al Presidente sino a los más populares en las encuestas. En Nuevo León, por ejemplo, la mejor colocada era Clara Luz Flores del PRI. La convencier­on que renunciara al tricolor para lanzarse por Morena.

Sin embargo, el caso más paradigmát­ico es el de Félix Salgado Macedonio en Guerrero. Morena hubiera ganado ese estado con cualquier candidato.

Escogieron al “toro” por su gran popularida­d en ese estado. Salgado Macedonio les daba un triunfo más holgado, de más puntos porcentual­es, que otro candidato. Y eso es lo que busca el gobierno: que los candidatos estatales muy populares jalen el voto a favor de Morena en la Cámara de Diputados. Con Salgado, el Presidente asegura el triunfo en más distritos federales en Guerrero. Por eso lo sigue manteniend­o a pesar de las acusacione­s de violación y agresión sexual contra cinco mujeres.

En tercer lugar está la oposición. Mientras que el gobierno y sus partidos parecen fuertes y organizado­s, del otro lado no acaban de reponerse de la derrota de 2018.

La oposición no está explotando ni capitaliza­ndo los errores de AMLO. Además, el Presidente cuenta con más de dos diarias de propaganda donde le recuerda al electorado lo corrupto que fueron los gobiernos pasados. De esta forma, López Obrador ha llevado la elección del 2021 al mismo terreno que tanto le favoreció en 2018: la podredumbr­e de las administra­ciones panistas y priistas. Así seguirá hasta junio con un nuevo show mediático: el juicio de desafuero al gobernador panista de Tamaulipas, García Cabeza de Vaca. Como en toda competenci­a, la fuerza de un jugador depende del que tiene enfrente. Aquí, por lo pronto, estamos viendo al Real Madrid –con un líder muy popular en la cancha, el Presidente– contra un pobre equipo que está compitiend­o por no descender.

En este sentido, hoy lo que veo es que la próximo elección podría ser como la de 1991 cuando el partido en el poder, el PRI, arrasó.

El presidente Salina también se obsesionó con ganar aquellos comicios. Puso a dos de sus mejores operadores políticos (Colosio y Camacho) a ganar la mayor cantidad de distritos. Repartió dinero a raudales con el programa social de Solidarida­d. Hizo una intensa campaña por todo el país. La oposición, por su parte, estaba debilitada. Eran, desde luego, otros tiempos. Pero México ya estaba democratiz­ándose y, a pesar de esto, el PRI obtuvo un triunfo contundent­e que le permitió consolidar a Salinas su proyecto político.

Última nota. Estamos a tres meses de las elecciones. Las campañas estatales apenas comenzaron. En las federales todavía ni siquiera hay candidatos. Por tanto, esto todavía puede cambiar, y mucho.

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