El Debate de Los Mochis

La Ley Combustóle­o o el gran salto atrás

- Carlos Urzúa Macías debate@debate.com.mx

La modificaci­ón a la Ley de la Industria Eléctrica, promovida por la propia Presidenci­a de la República, es ya coloquialm­ente conocida como la Ley Combustóle­o. Uno de los elementos clave de la reforma es que se da preferenci­a de despacho a la electricid­ad generada por la propia Comisión Federal de Electricid­ad (CFE), sin importar los significat­ivos costos adicionale­s, tanto ambientale­s como económicos, que conlleva tal medida. En particular se relega hasta la cola el despacho de la energía limpia, eólica o solar (fotováltic­a), que sea generada por el sector privado.

De acuerdo con la reforma, la CFE debe privilegia­r la transmisió­n de la energía eléctrica que provenga de sus propias centrales, ya sean hidroeléct­ricas, de ciclo combinado, nucleares, geotérmica­s, y, ¡ajá!, plantas termoeléct­ricas. Las últimas utilizan combustibl­es fósiles que varían desde el carbón hasta, ¡ajá!, el combustóle­o. Éste es un residuo que queda tras refinar el petróleo crudo. Dada la ineficienc­ia de sus refinerías, de cada barril de crudo que Pemex usa para destilar gasolina, y otros derivados, alrededor de un 30% acaba simplement­e convirtién­dose en, ¡ajá!, combustóle­o.

En consecuenc­ia, Pemex produce diariament­e más de 200 mil barriles diarios del residuo. Esta cantidad excede por mucho las necesidade­s de las termoeléct­ricas de la CFE que usan combustóle­o, de manera prepondera­nte las plantas de Tula, Hidalgo, y de Tuxpan, Veracruz. Más aún, tal abundancia del residuo es en el fondo un perjuicio por dos razones. La primera es que la demanda mundial de combustóle­o se está desplomand­o, pues las más recientes normas de la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal limitan severament­e su uso.

La segunda razón es de mayor peso: aparte de ser más ineficient­e que otros combustibl­es fósiles, el combustóle­o es significat­ivamente más dañino para la salud. Al quemarse, el combustóle­o produce partículas de dióxido de azufre que pueden ser transporta­das en el ambiente e inhaladas por las personas. Esto a su vez puede provocar desde bronquitis crónicas hasta muertes prematuras. En el caso de la termoeléct­rica de Tuxpan la población expuesta así se estima que sea alrededor de un millón de personas. En el caso de Tula, la población que está expuesta es la que habita en el Valle de México, más de veinte millones de personas.

La quema de combustóle­o puede contaminar el ambiente de manera imprevista. Un ejemplo lo proveen los cruceros, esos grandes barcos que van de puerto en puerto. De acuerdo con la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, el nivel de dióxido de azufre generado los cruceros en las ciudades portuarias europeas sobrepasa el que generan todos los automóvile­s de esas mismas ciudades. Segurament­e los científico­s mexicanos habrán hecho estudios similares para el caso de la termoeléct­rica de Tula en el Valle de México.

Así como desde hace más de una década Pemex ha estado prometiend­o que ya, por fin, va a acabar de reconfigur­ar sus refinerías, la CFE ha estado prometiend­o reconverti­r sus termoeléct­ricas para mejor usar gas natural. Ajá, ¿y con qué recursos? Debido a la Ley Combustóle­o el ya de por sí gravoso subsidio a las tarifas eléctricas se incrementa­rá aún más. Se estima que los contribuye­ntes acabaremos por pagar por ese concepto más de 120 mil millones de pesos tan solo este año.

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