Viene AMLO viernes y sábado a dar un `manotazo en la mesa'
La agenda preliminar del presidente Andrés Manuel López Obrador, publicada en plataformas oficiales, contempla una gira por Sinaloa este fin de semana.
La visita de dos días inicia con la inauguración de las instalaciones de la Guardia Nacional en Culiacán, el viernes a las 17:30 horas. El sábado, en Mazatlán, pondrá en marcha las plantas tratadoras de agua Urías I y II, a las 10:30 horas. Luego partirá a Nayarit y de allí a Jalisco, el domingo. Se dice, se rumora, se comenta, que la selección de estos estados para la próxima gira presidencial no es aleatoria: en los tres, partidos opositores a Morena se han fortalecido en las preferencias electorales a lo largo de las últimas semanas, lo cual coloca en riesgo su ventaja inicial.
En Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro, cuyo sexenio concluye en 2024, orquesta la preeminencia de Movimiento Ciudadano en las diputaciones y Ayuntamientos que estarán en juego.
En Nayarit, la candidatura a gobernador de Miguel Ángel Navarro, con 30 años de militancia priista, es causa de una fuerte división en Morena.
En el caso de Sinaloa, si bien la trayectoria de izquierda de Rubén Rocha Moya es incuestionable, el escenario morenista se complicó a raíz del acuerdo de candidaturas comunes con el PAS y, sobre todo, con el “fuego amigo” de algunos aspirantes descartados.
A PONER ORDEN. Es en función de lo anterior, y de la escasa actividad oficial que desarrollará AMLO en cada estado (un acto por ciudad), que cobra fuerza la hipótesis de que el verdadero propósito de la gira es culminar la “operación cicatriz” que inició el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado y, en el caso de Sinaloa, el líder de la
Cámara de Diputados y exdelegado del CEN, Ignacio Mier. Suena perfectamente verosímil. Igual que López Obrador opera políticamente para que Morena triunfe en los 15 estados donde habrá elecciones dentro de tres meses, Ordaz Coppel hace lo propio en Sinaloa para lograr la victoria del PRI.
De la extraordinaria relación entre Quirino y Andrés Manuel, no cabe la menor duda. Pero, hasta hoy, ambos han sabido separar el tema político del personal, lo mismo que del institucional y, como dijeran los clásicos, tan amigos como siempre.
Por lo pronto, se adelanta que el gobernador acompañará al presidente en los dos actos en mención, además de un par de reuniones privadas. El resto del tiempo, López Obrador estará dedicado a armonizar a los rebeldes de su partido y a consolidar amarres políticos, lo mismo en el municipio capital que en el bello puerto.
ALTA TENSIÓN ELECTORAL. Es fundada la preocupación de AMLO. En Sinaloa, las encuestas recientes muestran un crecimiento acelerado del candidato de la alianza PRI-PANPRD a la gubernatura, Mario Zamora Gastélum, para alcanzar lo que los especialistas denominan “un empate técnico” con Morena.
Mes y medio, desde su registro el 22 de enero, ha bastado para que Mario eleve el ánimo priista e incremente vertiginosamente las intenciones de voto en su favor.
Propios y extraños reconocen que el principal capital del PRI en Sinaloa, rumbo a los comicios, es el buen Gobierno quirinista, percepción que refuerza el último estudio de Consulta Mitofsky sobre la aprobación de los mandatarios de las 32 entidades federativas por parte de sus gobernados.
Quirino Ordaz Coppel aparece en el número uno de la lista, con el mayor nivel alcanzado entre sus homólogos de todo el país: un 69.4 por ciento, similar al promedio que mantiene López Obrador en el país.
Mario Zamora, pues, ha sabido aprovechar el activo electoral que significa la popularidad de Quirino Ordaz, igual que lo hace, desde dos años atrás, Rubén Rocha en relación con López Obrador. Se vale.