El Debate de Los Mochis

Cambiar las reglas

- Sergio Sarmiento @SergioSarm­iento

¿Quién dice que el Congreso mexicano no trabaja con rapidez? El presidente López Obrador sometió a los legislador­es su iniciativa preferente para modificar la Ley de la Industria Eléctrica el 1 de febrero y el 9 de marzo se publicó, además, tal y como lo exigió, sin cambiarle una coma.

Hemos regresado a la presidenci­a imperial. Atrás han quedado los tiempos en que los mandatario­s tenían que lograr acuerdos con la oposición. El presidente puede hoy ordenar al Congreso que apruebe una iniciativa sin acordar con nadie y sin cambiarle una coma. La nueva ley será muy perjudicia­l para el país. Obligar al sistema eléctrico a comprar primero la electricid­ad más cara y sucia, solo porque la genera un monopolio gubernamen­tal que no sabe competir, no tiene ningún sentido. Pero esto no es lo peor. El aspecto más dañino es que modifica de manera retroactiv­a las reglas con las que decenas de empresas invirtiero­n miles de millones de dólares en nuestro país. Es una expropiaci­ón sin indemnizac­ión, una confiscaci­ón arbitraria.

Los inversioni­stas pueden apostar su dinero en un país con reglas buenas o malas. Si el marco regulatori­o es positivo, estarán dispuestos a invertir más con menores márgenes. Si las reglas son malas, necesitará­n una rentabilid­ad mayor, pero lo harán.

El problema surge cuando no hay reglas o cuando estas se cambian de manera discrecion­al. En ese ambiente no hay inversioni­sta que quiera arriesgar sus recursos. Esto lo saben bien países como Venezuela, donde ya nadie invierte.

El presidente López Obrador parecía entender la situación. En un principio afirmó que no cancelaría la reforma energética, no por lo menos en los tres primeros años de gobierno. Se daba cuenta de que no contaba con las dos terceras partes de los votos en el Congreso para enmendar la Constituci­ón, pero también parecía comprender las consecuenc­ias de no cumplir con los compromiso­s legales. Por eso advirtió que ya no otorgaría nuevos contratos de exploració­n de petróleo a empresas privadas, pero no canceló los anteriores.

Las empresas no se opusieron. Un gobierno tiene derecho a cambiar la política económica; lo que no puede hacer, no sin violar el estado de derecho, es modificar las reglas de manera retroactiv­a. Sin embargo, esto es precisamen­te lo que hace la nueva Ley de la Industria Eléctrica. El presidente está mandando el mensaje de que no respeta las reglas; por eso la nueva ley será llevada a los tribunales nacionales, a través de demandas de amparo, y a cortes y arbitrajes internacio­nales. En ningún país del mundo se acepta el cambio retroactiv­o de las reglas.

Si el presidente quería impedir la inversión privada en energía, ya lo logró. Desde antes de que se promulgara la nueva legislació­n se suspendió la inversión privada en electricid­ad. Como la CFE no tiene recursos para sustituirl­a, ya que carece incluso de lo suficiente para renovar la red de transmisió­n que maneja en régimen de monopolio, sabemos que México sufrirá una gran escasez de energía en los próximos años. Tendremos muchos más de esos apagones que López Obrador ha prometido que no habrá.

Es muy probable que las empresas que invirtiero­n en México ganen las demandas y arbitrajes, aunque ni siquiera eso será suficiente para volver a invertir. Pedirán grandes indemnizac­iones, que la CFE y los contribuye­ntes tendremos que pagar, pero México se empobrecer­á, porque nadie quiere invertir en un país en el que no se respetan las reglas.

«La guerra tiene reglas, las luchas en lodo tienen reglas; la política no tiene reglas».

Ross Perot

BLOQUEOS

Un grupo de transporti­stas bloqueó ayer durante horas las principale­s vialidades de la Ciudad de México exigiendo un aumento de tarifas. Buscaban presionar a los funcionari­os, pero a éstos no les afecta. Quienes pagan siempre el costo son los trabajador­es que no pueden llegar a sus actividade­s.

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