La ONU condena represión de militares en Birmania
El organismo reprueba las acciones del Ejército y policías que lanzaron una redada contra trabajadores La declaratoria critica a los militares de manera sin precedente y les pide una mayor `moderación'
Rangún, Birmania.El Consejo de Seguridad de la ONU condenó "firmemente" este miércoles la represión en Birmania, donde cientos de policías y soldados lanzaron una redada en Rangún contra trabajadores ferroviarios en huelga y opuestos a la junta militar golpista.
Declaración
La declaración, adoptada por sus 15 miembros entre ellos China y Rusia, critica a los militares de una manera sin precedentes y les pide la "mayor moderación", aunque no menciona la palabra "golpe" ni posibles sanciones.
Estados Unidos, no obstante, anunció poco después que congeló los activos en su país de dos hijos del jefe de la junta militar birmana, Min Aung Hlaing, "en respuesta al golpe" y "su brutal matanza de manifestantes pacíficos".
El Consejo de Seguridad, que "condena firmemente la violencia contra manifestantes pacíficos, entre ellos mujeres, jóvenes y niños", pide a las partes "buscar una solución pacífica", según el texto al que accedió la AFP.
El documento redactado por Reino Unido, antigua potencia colonial, pide también "la inmediata liberación de todos los detenidos arbitrariamente" desde el 1 de febrero, cuando los generales derrocaron el Gobierno civil de Aung San Suu Kyi.
Aprovechando la división hasta ahora de la comunidad internacional, que se enfrentaba a los vetos de Moscú y Pekín, aliados tradicionales de la junta militar, los generales mantuvieron la represión.
Cientos de policías y vehículos militares se desplegaron el miércoles alrededor del recinto donde reside el personal ferroviario de la estación Ma Hlwa Gone, en el este de la capital económica, Rangún.
"Bloquean las puertas [de los apartamentos] y las destrozan para entrar", contó a la AFP una familiar de un trabajador ferroviario que pidió el anonimato por miedo a represalias.
Según la mujer, que expresó su inquietud "por los trabajadores" y sus familias, unos 800 empleados participan en el movimiento de desobediencia civil en esta estación.
Centenar de detenciones Médicos, profesores, empleados de compañías eléctricas y ferroviarias y muchos funcionarios dejaron de trabajar desde el golpe de Estado.
Los principales sindicatos llamaron a "la paralización total de la economía" para aumentar la presión sobre los militares.
La junta ordenó a los funcionarios que regresen a trabajar si no quieren ser despedidos y exponerse a represalias.
El miércoles, una fuerte presencia policial y militar era visible en Rangún, donde se prendió fuego a barricadas improvisadas por los manifestantes.
En el barrio de Okkalapa, se practicó un "centenar de detenciones", según un socorrista. "Algunos manifestantes fueron golpeados, hay heridos", agregó. "Llamamos a las fuerzas de seguridad a retirarse de la zona, a liberar a los detenidos y a permitir a la gente irse con seguridad", tuiteó la embajada de Estados Unidos, informando que había jóvenes rodeados en esa zona de Rangún. La junta parece más decidida que nunca a imponerse, con redadas en edificios residenciales, hospitales y universidades, detenciones masivas y empleo de fuerza letal.
Al menos 60 civiles han muerto y casi 2 mil personas han sido detenidas desde el 1 de febrero, según la Asociación para la Asistencia a los Presos Políticos.