DIVAGACIONES DE LA MANZANA Lárgense de aquí
Tengo muy presente hoy aquella conocida parábola de la Biblia donde Jesús expresa gozosamente: “Dejad que los niños vengan a mí”. Y en sentido inverso, la arenga mentirosa de López Obrador que hace unos días convocaba a mujeres para protestar en el Zócalo porque estaban en su derecho, aun cuando en los hechos ni las escucha, se aleja de ellas e interpone un muro oprobioso, frente a Palacio Nacional.
Lejos de abrir espacios de diálogo, de tratar de entender nuestras justas y legítimas demandas, las niega y se distancia de la cruda realidad imperante.
Y me pregunto el porqué de su actuación, más aún cuándo se convierte en cómplice de un violador qué quiere instalar estúpidamente al frente del gobierno de Guerrero.
Llego a la conclusión de que tal conducta obedece a una suma de factores que inciden en esa mentalidad perturbada del presidente: autoritarismo, tozudez, soberbia, misoginia, machismo, y en especial un conservadurismo religioso que contradice vergonzosamente su perorata ofensiva de que él es un liberal y sus adversarios unos despreciables conservadores. Actitudes y conductas, que junto con otras, me han decepcionado porque cuando lo conocí, hace unos quince años, recuerdo que no actuaba así, pues parecía saber escuchar, era sencillo y gentil.
Ahora, por ejemplo, no ha podido o querido aceptar que en su gobierno hay más femenicidios que nunca,
así como miles y miles de denuncias por violencia de género e impunidad, peor aún cuando los delitos por violencia intrafamiliar se han incrementado escandalosamente en la pandemia, y hasta ha llegado a afirmar que en los hogares las mujeres están bien resguardadas.
Frente a esa muralla de incomprensión e intolerancia muchas mujeres se han organizado y lanzado a la calle para protestar y exigir toda una agenda que el gobierno ni siquiera se ha tomado la molestia de conocer. Si acaso, ha ostentado que en su gabinete hay varias mujeres al frente de responsabilidades importantes, pero como bien sabemos, ninguna de ellas toma decisiones porque él se la reserva para su exclusivo coto autocrático. Las vemos, como ha definido a otros, que no tienen ni voz ni voto y son como floreros, es decir, que solamente están de adorno, no tienen facultades ni autoridad y están sumergidas en la pasividad institucional o estacionadas en una larga fila frente a las conferencias mañaneras para deslizarles desde su pretensiosa y ficticia embestidura, una serie de órdenes confusas, ocurrentes o caprichosas que deben acatarse sin chistar, pues no se admite ya no digamos el derecho a réplica, sino un simple y provechoso intercambio con argumentos y razones..
Así, en esta ocasión la insigne fecha del Día Internacional de la Mujer, se inscribe lamentablemente en la historia contemporánea cómo el más infausto, en lugar de ser toda una celebración en favor de la seguridad, bienestar, igualdad de oportunidades, beneficios sociales, y en general, de una equidad de género con avances ciertos y tangibles.
Sus palabras y obras, por lo que toca a las mujeres, han sido incongruentes entre lo dicho y hecho, y aún más de rompimiento y acoso verbal, como decirles que sus peticiones son una moda.
Así que, parodiando aquella inolvidable escena bíblica, se voltea de espaldas y grita: “¡Que se larguen y no dejen que vengan a mi!”.