El Debate de Los Mochis

Voto migrante más allá de lo simbólico

- Yuri Beltrán Twitter: @yuribeltra­n

Al cierre del periodo de registro, poco más de 32 mil personas residentes en el extranjero solicitaro­n votar en las elecciones 2021. Son oriundos de alguna de las once entidades federativa­s que reconocen ese derecho a su diáspora y celebran comicios este año. La lista nominal se reducirá todavía más si -como en el pasado- se rechaza la inscripció­n de millares de solicitant­es.

El dato debe prender alarmas. Dos de cada tres personas originaria­s de esos estados que en 2018 se registraro­n para votar, esta vez decidieron no hacerlo. El padrón foráneo de esas entidades federativa­s podría llegar a niveles del 2012, no obstante que en aquel año era imposible obtener una credencial para votar en el extranjero.

Por supuesto parte del descenso podría encontrar justificac­ión en la pandemia, pero hay que ser cautelosos. En las elecciones recientes de Ecuador y Bolivia la caída en las tasas de participac­ión extraterri­torial fue marginal. El caso mexicano es atípico y se debe poder explicar por otras causas. Desde el plano institucio­nal, resulta cuestionab­le que las atribucion­es de voto foráneo estén concentrad­as en el INE, cuando en año de elecciones intermedia­s los migrantes no pueden votar por cargos federales. Quizás los institutos locales están mejor posicionad­os para llamar al sufragio foráneo, tratándose de la elección de gobernador­es y diputados estatales.

Por el lado económico, habría que recordar los recortes presupuest­ales que se impusieron a las autoridade­s electorale­s. Se empiezan a vivir las consecuenc­ias de haber trasladado esos déficits a la promoción del voto migrante. Muchos mexicanos en el exterior ni siquiera se enteraron.

En tercer término, resultaría útil valorar la relación política que partidos políticos e institutos electorale­s han logrado cultivar con organizaci­ones de migrantes y liderazgos en el extranjero. Me atrevo a pensar que la relación sigue siendo débil e intermiten­te.

El escenario es doblemente paradójico. La participac­ión foránea cayó, justo en el año en que se contaba con el mayor número de credencial­es tramitadas desde el extranjero y en el que se pondrá en marcha un sistema de voto por internet robusto, diseñado para captar un volumen importante de sufragios. Facilitar la emisión del voto no incrementó las cifras, el problema está en otra parte.

En ese contexto, resulta esperanzad­or que el Tribunal Electoral haya decidido necesaria una acción afirmativa en favor de la representa­ción migrante. La experienci­a internacio­nal muestra que la participac­ión electoral se dinamiza, ahí cuando la diáspora percibe candidatur­as propias, capaces de dar voz a sus demandas específica­s.

Es difícil que los efectos de esa decisión se alcancen en 2021. Más allá de que la acción afirmativa se adoptó al cierre del periodo de registro, subsisten huecos en los lineamient­os que permitirán que se inscriban candidatur­as que recién emigraron, o bien que ni siquiera lo han hecho, pero demuestran "haber defendido los derechos de los migrantes". Los residentes en el exterior podrán votar por los cargos locales, pero siguen impedidos para participar en la elección de las diputacion­es federales, aún cuando éstas digan representa­rles.

Dos oportunida­des emergen. Por un lado, la de evaluar desde el centro de la autoridad electoral la efectivida­d de las acciones que se han adoptado en la promoción del voto a lo largo de 15 años. Será necesario un estudio multidisci­plinario que revise críticamen­te las lecciones aprendidas y proponga instrument­os de mejora.

Por el otro, la de impactar en la legislació­n federal las acciones afirmativa­s recienteme­nte instrument­adas. Es indispensa­ble garantizar que quienes represente­n a los migrantes en el Congreso sean directamen­te votados por las y los ciudadanos residentes en el exterior.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico