Cada niña es un tesoro
Las mujeres son invaluables, como producto señero especialísimo de la voluntad de Dios; es un ser humano de diseño casi angelical con características sublimes y funciones innatas trascendentes, que nadie es lícito desvirtuar sin graves consecuencias. Pero ahora los malvados de la Historia han desencadenado una campaña desnaturalizadora de la feminidad que, con el apodo de “feminismo” pretende ocultar sus verdaderas intenciones, que conducen a la anulación de los inmensos beneficios que de la existencia de las mujeres goza la humanidad. Todos saben estas cosas, pero hay una pandilla de rufianes internacionales que, aprovechando las debilidades humanas, están trastornando el significado de la palabra “mujer”, haciendo creer a los tontos que equivale a “hombre”, de lo cual han hecho una ideología llamada “ideología de género”, ciertamente sostenida e impulsada precisamente por la ONU y otras instituciones internacionales, que involucra el proyecto de reducir la población mundial, dirigido principalmente contra los pueblos del sur mestizos de piel oscura, a los que llaman “comensales inútiles”, que se reproducen irresponsablemente sin aportar progreso a la humanidad y poniendo en riesgo la existencia de los recursos de la tierra para la subsistencia global. El ataque contra las mujeres tiene muchas estrategias, para aparentar que se les libera, ayuda, protege, exalta, valora, “empodera” y se les hace justicia, ante cuyas seductoras promesas algunas mujeres ceden a la tentación y se dejan explotar hasta gritando y amenazando, como rebeldes amotinados por las calles: humillante traición contra sí mismas, contra Dios y contra la Patria.