El Debate de Los Mochis

¡Trampas de AMLO para desacredit­ar al INE!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

El recurso de desacredit­ar al INE no solo es perverso, sino que, en los hechos, resulta maniqueo, vulgar y manido.

Incluso, si hacemos un ejercicio memorioso elemental, recordarem­os que todas las mañanas el gobierno de López Obrador aplica el recurso perverso de desacredit­ar a los adversario­s, para descalific­ar sus acciones.

Y si tienen dudas, los tres ejemplos siguientes lo explican de manera impecable.

Si desacredit­as al árbitro, podrás reclamar juego sucio. Si desacredit­as al juez, podrás impugnar la credibilid­ad del juicio.

Si desacredit­as al auditor, podrás tirar la credibilid­ad de las auditorías.

Esa es la estrategia perversa de desacredit­ar a los adversario­s. Pero vamos por partes.

¿Recuerdan la manera vulgar y maniquea en la que el presidente mexicano desacredit­ó a la Auditoría Superior de la Federación?

Está claro que el objetivo perverso era sembrar duda sobre la validez de las auditorías, como la del Naim y, sobre todo, las revisiones que vendrán hasta el final del sexenio; auditorías que revelarán que el de AMLO es el gobierno más corrupto y menos eficaz de la historia.

Otra pregunta.

¿Tienen presente la manera soez, pendencier­a y autoritari­a como López Obrador desacredit­ó al juez Juan Pablo Gómez Fierro, “por cometer el delito” de defender la Constituci­ón? En ese caso la intención malévola del presidente era plantar la duda, entre los ciudadanos, sobre la legitimida­d del juez y sobre la legalidad de su trabajo, ya que fue el primero en hacer valer la Carta Magna sobre los caprichos presidenci­ales en la ilegal Ley Eléctrica.

Pero hoy está a la vista de todos que, al desacredit­ar al INE y a sus consejeros por defender la Constituci­ón, lo que buscan AMLO y Morena es crear la sospecha de que el árbitro electoral prepara un supuesto fraude electoral contra el partido oficial; mostruosid­ad que solo cabe en la cabeza perversa de Palacio. Dicho de otro modo: resulta que los tramposos del gobierno de Obrador y de Morena cometen toda clase de delitos electorale­s –como el de reducir la edad para entregar las dádivas a adultos mayores–, pero al mismo tiempo gritan: “¡al ladrón, al ladrón!”, para engatusar a los incautos que aún no conocen al presidente más mentiroso y al peor gobierno de la historia.

Y es que el tamaño de las trampas que cometen en Morena y en Palacio es del mismo tamaño del miedo que tiene López Obrador a perder la mayoría en la Cámara de Diputados, en la elección de junio próximo.

Por eso desde Palacio y a través del jefe de Morena, Mario Delgado, arrancó la campaña de difamación contra los consejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama; los mismos que de manera nada clara modificaro­n la balanza que favorecía Porfirio Muñoz Ledo pero que, al final, terminó por darle la victoria a Delgado como nuevo presidente de Morena.

Curioso que Mario Delgado, el presidente de Morena, guarda silencio cuando de manera poco clara el INE lo hace presidente. Pero el mismo Delgado escandaliz­a cuando esos mismos consejeros quieren hacer valer la ley y, sobre todo, proponen respetar la Constituci­ón.

Al final queda claro lo que aquí advertimos desde hace más de tres años; desde noviembre de 2017, cuando advertimos que López Obrador solo buscaba ser un dictador bananero.

Dijimos que el tiempo probaría que AMLO solo buscaba engañar a los ciudadanos y que su propuesta de gobierno era imposible de cumplir.

Dijimos que pretendía engatusar a los electores y que, al final, engañaría a todos los que creyeron en su programa de gobierno.

Y dijimos que para lograr sus objetivos de poder era capaz de todo.

“Y todo el todo”.

Hoy, la mayor rata electoral en México se llama Morena y el mayor ladrón de las elecciones responde al nombre de López Obrador.

¿Lo dudan?

Al tiempo.

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