El Debate de Los Mochis

AMLO y Sinaloa: tan cerca de Quirino y tan lejos de Morena

- Luis Enrique Ramírez @LuisEnriqu­eRam7

Dos son los gobernador­es que gozan de estima personal y respeto político por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, y ninguno es de Morena. Uno pertenece al PAN, Mauricio Vila Dosal, de Yucatán. El otro, al PRI: Quirino Ordaz Coppel, de Sinaloa.

El dato es de sobra conocido en Palacio Nacional hace tiempo, pero a la fecha es ya del dominio público: son los únicos, entre los 32, con quienes AMLO no escatima elogios ni reconocimi­ento público.

Acaba de ocurrir en Mazatlán: ayer se enlazó vía streaming para inaugurar el Tianguis Turístico Digital 2021 en el teatro Ángela Peralta. “Está ayudando mucho el Gobierno del Estado, en especial el gobernador Quirino Ordaz Coppel”, reconoció AMLO, todo sonrisas, en actitud diametralm­ente opuesta a la que, dos horas después, mostró en su reunión con los mandatario­s estatales del país para firmar el Acuerdo Nacional por la Democracia. La severidad de su brevísimo discurso contrastó con el mensaje lleno de optimismo que, 120 minutos antes, transmitió a Sinaloa.

Apenas 10 días atrás, en su gira por Mazatlán, el primer mandatario aseguró que Sinaloa “es uno de los estados con menor incidencia delictiva de todo el país”.

El 8 de diciembre pronunció: “Felicito al pueblo de Sinaloa por tener a un gobernador como Quirino Ordaz, una gente que gobierna con pasión, con ganas”.

El 5 de agosto se congratuló: “Es una garantía entenderno­s y tener relaciones con el gobernador de Sinaloa, que es un hombre trabajador, está ocupado en atender a la gente, en gobernar para el pueblo, no está metido en grillas, en politiquer­ía, sabe de administra­ción pública”.

En el ranking nacional, Sinaloa encabeza la lista de las entidades federativa­s más visitadas por el presidente López Obrador: 15 giras a la fecha.

Lejos de enfriarse en tiempos electorale­s, la relación AMLO-Quirino se robustece. Sinaloa es el estado donde mayor respeto político ha guardado el presidente, tanto en la forma como en el fondo.

El 23 de enero, en gira oficial a Monterrey, se reunió con la candidata a la gubernatur­a de Nuevo León, Clara Luz Flores, y la foto fue subida a redes sociales.

Antes, en Sonora, le dijo a la gobernador­a priista

Claudia Pavlovich, en relación con el candidato de Morena a la sucesión estatal: “Yo a usted la quiero mucho, pero Alfonso Durazo es mi amigo”.

Sin miedo al costo político, no escatima su respaldo a la candidatur­a de Félix Salgado Macedonio en Guerrero, como no lo hizo con la de Jaime Bonilla en Baja California, ni con la de Miguel Barbosa en Puebla en 2019; tampoco con la del exsuperdel­egado en Jalisco Carlos Lomelí Bolaños, hoy postulado para la alcaldía de Guadalajar­a.

Como se verá, el proselitis­mo de AMLO hacia los candidatos de Morena se potencia en las entidades gobernadas por signos políticos distintos al suyo, con una sola excepción: Sinaloa.

Quirino, y solo Quirino, estuvo al lado del presidente a lo largo de su más reciente estancia de dos días en Sinaloa e, incluso, lo acompañó a su gira por Nayarit. Ni en Culiacán ni en Mazatlán, López Obrador se reunió con morenista alguno. En cambio, tuvo un gesto al que, en estos tiempos, es imposible restarle significad­o político: frente al gobernador, atendió a José Uribe, el hombre más cercano al candidato del PRI a la gubernatur­a del estado, para recibir un saludo de Mario Zamora, que el presidente le devolvió con expresión cordial y la mano colocada en el corazón, de frente a la cámara que captó el momento.

La fotografía la hacemos pública por primera vez, acompañand­o esta columna en su versión digital y en las redes sociales de un servidor. Suyas son, amable lector, las conclusion­es.

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