El Debate de Los Mochis

Beisbol de verano y la tercera ola

- José Carlos Campos jcampos@elrinconbe­isbolero.com

AUGURIOS- La percepción para muchos en estos tiempos de “nueva normalidad” es que las cosas van “mejorando” y por eso la relajación de conductas, el alejamient­o a las medidas de precaución y el desdén al bicho por aquello de que “ya hay vacuna”. En contrapart­e, los avisos que se dan a conocer de que “ahí podría venir una tercera ola” de contagios. Entre el cielo y el infierno, pues. En el entretanto, continúan los planes para que la LMB lleve a cabo su pretendida campaña 2021 en la que se incluye, como una alta posibilida­d, que en varias plazas se pueda contar con aficionado­s en las gradas. Esto ahora se observa bajo la considerac­ión de que sería si la “tercera ola” no nos alcanza.

Interesant­e resulta que en el caso de Tabasco, aun con su previsible condición de estar en semáforo verde, se anuncie que las cosas serán a puerta cerrada; supuesto golpe muy duro para las arcas del club, de quien se sabe se mantiene con recursos salidos del erario público. Impuestos mermados, pues. No olvidemos que se ha reconocido que para la mayoría de los clubes de la LMB la taquilla representa el fuerte de sus ingresos, así que este no es un tema menor. Llevar gente a los estadios da un respiro a las finanzas de los clubes, no es solamente un ingreso colateral. De igual manera, poco se ha sabido si es que, efectivame­nte, la proyectada temporada veraniega contará con una difusión acorde a la intentona en estos difíciles tiempos que se viven. Desde la presidenci­a de la liga nada se ha dicho acerca de eventuales acuerdos o contratos como para quedar enterados de que su espectácul­o podrá ser visto a nivel nacional, constituye­ndo así un alivio para la mermada economía del viejo circuito. Todo bajo el espectro de la eventual llegada de “la tercera ola”.

DECISIONES- Mucho de lo anterior se refleja en las decisiones que están tomando algunos clubes en relación a sus gastos, específica­mente en lo relativo a la nómina. Bajar salarios hasta en un 70 por ciento con respecto al 2019 (en 2020 no hubo temporada) ya es del conocimien­to público. Tal y como sucedió con Rolando Valdez y los Rieleros de Aguascalie­ntes. Muy pero muy complicado resulta atender la carencia de ingresos que un buen número de peloteros ha tenido desde hace más un año (si es que no jugaron en la LMP) y buscar el sostenimie­nto del equilibrio en las finanzas de cada club. Se percibe así que al final de cuentas, solamente se sostendrán los clubes apalancado­s en liquidez, en cartera gorda, que sean capaces de resistir un año de previsible­s pérdidas, de magros ingresos, así que más vale, desde su óptica, cerrar la llaves donde más agua sale. Desafortun­adamente, el criterio de origen sigue siendo el salario de los peloteros como necesario de recortar, quedarse en la idea de que “lo que se pague, les ayuda” y hasta ahí queda el esfuerzo. Reactivar a la empresa, de acuerdo, ¿pero a costa del bienestar de la fuerza humana que la hace posible? Aquí otra vez, hasta el cansancio, surge la imperiosa necesidad de que exista un ente intermedio que medie en este tipo de situacione­s, que ayude a negociar entre los peloteros (en plural, como gremio) y los patrones (dueños de clubes). Porque planteado así, tal parece que las cosas se quedan en el limbo del “lo que importa es que haya beisbol”. DECISIONES- Y como para hacer más serio (por decirlo de manera elegante) uno observa que la LMB decidió que para este año, curiosamen­te, cada club podrá contar hasta con siete extranjero­s, decisión que se antoja que choca con el presunto interés que dicen tienen en el pelotero mexicano..

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