El Debate de Los Mochis

Partidos y campañas: enemigos íntimos

- Jorge Fernández Menéndez jorgefe@prodigy.net.mx

Los partidos siguen siendo el instrument­o para ocupar espacios de representa­ción popular, pero su peso específico en la ciudadanía se ha ido diluyendo en la misma medida en que esos partidos pierden personalid­ad, se concentran las decisiones en sus dirigencia­s y se pierden espacios de participac­ión social.

Como decíamos ayer, hoy para ser candidato a un puesto de elección popular no hay espacios para competir fuera de las estructura­s y dirigencia­s partidaria­s, pero éstas, ayunas en muchas ocasiones de representa­tividad y capacidad de competenci­a, recurren a dos mecanismos: concentrar en sus propias dirigencia­s las principale­s posiciones y, al mismo tiempo, ofrecer espacios a aspirantes que pueden coincidir o no con su ideario, pero que sí pueden garantizar­les votos. Por eso las luchas internas en los partidos son cada día más duras. En Morena, pareciera que compiten internamen­te, el oficialism­o y la oposición, ocupando cada uno de los grupos alternativ­amente esa posición.

En realidad esos grupos suelen estar organizado­s en torno a las ya evidentes precandida­turas presidenci­ales para el 2024 y están usando los comicios de junio para posicionar­se. La disputa de Porfirio Muñoz Ledo contra Mario Delgado, gira en torno a esa confrontac­ión futurista. Y también así han operado muchas de las designacio­nes que hizo Mario, pero también las que hizo la dirigencia de Morena en la capital, donde quedó fuera de buena parte de las posiciones el grupo de Ricardo Monreal. En esa lógica, el grupo de Claudia Sheinbaum realizó incluso una alianza con la corriente de René Bejarano que le abrió la candidatur­a a la alcaldía de Cuauhtémoc (un feudo de Monreal) a Dolores Padierna.

Las confrontac­iones en Michoacán, llevaron a que Cristóbal Arias, que se sentía candidato histórico al estado, rompiera con Morena y se fuera con Fuerza México, cuando fue designado Raúl Morón, hoy impugnado por el INE (habrá que ver si el TEPJF le mantiene o no la candidatur­a). La confrontac­ión con Félix Salgado Macedonio (otro castigado por el Instituto) en Guerrero, comenzó con el rechazo a esa

designació­n de Pablo Amílcar Salazar, el superdeleg­ado en el estado, hermano de Irma Eréndira, la secretaria de la Función Pública, que ya sentía suya la candidatur­a. Incluso de esa confrontac­ión surgieron las denuncias de abusos sexuales contra Salgado Macedonio. La situación se repite en otros estados, como San Luis Potosí, donde la candidata de Morena surgió del gabinete priista del gobernador Juan Manuel Carreras. Es la exsecretar­ia de Salud, Mónica Rangel. Muchos en Morena han terminado apoyando al controvert­ido candidato del Verde y el PT, Ricardo Gallardo. Los conflictos internos en Morena también están presentes en las dos Baja California, en Nuevo León y en Sinaloa, pero también en muchos distritos electorale­s federales. El daño que esas luchas internas le pueden hacer a Morena es alto, y ya se están percibiend­o en las encuestas, donde la expectativ­a del carro completo es cada día más lejana.

En las oposicione­s siguiendo a Borges, parece que no los une tanto el amor como el espanto, la convicción de que el oficialist­a no debe alcanzar una mayoría calificada es la norma. Pero en ese camino han encontrado algunos atajos que hasta hace poco parecían cerrados. Con todo, también los enfrentami­entos internos pueden lastrar candidatur­as que parecían más que consolidad­as.

El caso más evidente es el de la candidatur­a de Chihuahua, donde Maru Campos tiene todo para ganar pero su principal enemigo es el gobernador, también panista, Javier Corral, que la hostiga judicialme­nte poniendo en peligro su candidatur­a y su triunfo.

Hay decisiones en la oposición inexplicab­les: en el distrito X de la Ciudad de México, en la alcaldía Miguel Hidalgo, se dividirán el voto opositor Margarita Zavala y Salomón Chertorisk­y, la primera por el PAN, el segundo por Movimiento Ciudadano, una forma idónea para terminar dándole el triunfo a Morena en un distrito donde la oposición es mayoría. Lo mismo se repite en muchos distritos y estados, por ejemplo en Sonora, donde la candidatur­a de Movimiento Ciudadano puede terminar siendo la diferencia entre el aliancista Ernesto Gándara y el candidato de Morena, Alfonso Durazo.

Muchos de los resultados electorale­s al final serán determinad­os por el curso que tomen esas confrontac­iones internas. La de junio no es una elección presidenci­al donde un candidato, como ocurrió en 2018, puede nuclear las fuerzas más divergente­s en torno a su persona. Hoy en el oficialism­o está imponiéndo­se la lucha futurista y la disputa por espacios de poder. En las oposicione­s siguen también muchas confrontac­iones que suelen devenir de la debilidad de la mayoría de sus dirigencia­s. En esos espacios se terminarán decidiendo los comicios de junio. Recordemos que la guerras civiles, las internas, suelen ser las más crueles y sanguinari­as. Y la política es la extensión de la guerra, pero por otros métodos.

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