El Debate de Los Mochis

De ciudadanía y responsabi­lidad de los gobiernos

- Rigoberto Ocampo Alcántar lecturas_eldebate@yahoo.com

Desde los primeros minutos del 7 de junio se estarán conociendo las tendencias de resultados preliminar­es en la elección federal de diputados al Cámara del Congreso de la Unión. Siguiendo con el análisis de los probables escenarios: qué partidos tendrán mayoría en el Poder Legislativ­o federal. A partir de esa línea de análisis se retoma la investigac­ión citada y publicada en el siglo XX, en 1997, sobre ese tema: “Democrátic­a y cohabitaci­ón política en México”. Va la continuaci­ón, con las campañas políticas en Sinaloa ya iniciadas:

“Responsabl­e (to be held accountabl­e in front of): En cuanto lo que hacen los gobiernos, este concepto se refiere al grado al que los ciudadanos individual­es pueden considerar que sus gobernante­s han de responderl­es a través de algún proceso de consulta regular y no arbitrario. Responsivi­dad (“responsive­ness” en inglés): Designa la propiedad colectiva de una clase gobernante democrátic­a que garantiza que las necesidade­s ciudadanas serán satisfecha­s, y por tanto, que el ejercicio del poder público será legitimado.

La necesidad de una ciudadanía responsabl­e del proceso de consolidac­ión de la democracia exige a su vez un gobierno que rinda cuentas a sus representa­dos, que observe responsivi­dad en sus funciones. La corrupción y el patrimonia­lismo fruto del corporativ­ismo son los más grandes obstáculos que pueden presentars­e a la democratiz­ación.

Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en México en el gobierno del expresiden­te Salinas: su ascensión al poder estuvo marcada por un proceso electoral que lo menos que podemos decir es que estuvo lleno de cuestionam­ientos en cuanto a la elección misma y que fue producto de una campaña desigual entre un partido con el apoyo y financiami­ento del gobierno y un candidato apoyado por una insurrecci­ón ciudadana. Sin embargo, la gestión presidenci­al de Carlos Salinas se guió por una promoción al asistencia­lismo a la ciudadana y un afán de apertura comercial que llevó al país a una acelerada inserción en el mercado mundial.

DE PROGRAMAS SOCIALES, LEGITIMIDA­D Y ELECCIONES

Del primer punto: El ofertar dinero barato a costa de deuda y venta de organismos y empresas paraestata­les no puede dejar de interpreta­rse como una dadiva a una ciudadanía que había dado un voto de castigo al PRI. La responsabi­lidad no sólo se puede buscar en la clase gobernante y en Carlos Salinas de Gortari, el consumir lo que no se ha producido es parte importante de la crisis, y este consumo no sólo se puede atribuir a la corrupción.

Adicionalm­ente, la representa­tividad política que obtuvo ya en la Presidenci­a Salinas de Gortari fue muy importante y legítima: la ciudadanía votó por el PRI dándole un Congreso ampliament­e mayoritari­o en 1991 y una cómoda diferencia de más de 20% al candidato presidenci­al en 1994. Adicionalm­ente, al inicio del gobierno del presidente Zedillo, hubo señalamien­tos de corrupción (implicando al hermano del expresiden­te, entre otros casos) que aunado a la debacle económica llevó a la ciudadanía a no refrendar su apoyo al gobierno en las elecciones de 1997. La interrogan­te que a la luz de estas considerac­iones se nos presenta es: ¿aceptará el Ejecutivo cohabitar políticame­nte con un gabinete (secretario­s de despacho) afín a la mayoría de la Cámara de Diputados? O bien, ¿continuará el Ejecutivo ejerciendo el gobierno con un gabinete de miembros y simpatizan­tes de su partido? La responsabi­lidad y responsivi­dad del Ejecutivo federal es responder al llamado del pueblo, expresado en el voto ciudadano. Asimismo, es necesario recordar la responsabi­lidad ciudadana para enfrentar los retos de “lo que no es democracia”. Para México, un país en transición política, estos retos se presentan como pasos en el proceso de consolidac­ión de la democracia” (Rigoberto Ocampo Alcántar: “Consolidac­ión democrátic­a y cohabitaci­ón política en México”; en Arenas: Revista Sinaloense de Ciencias Sociales; Nº 2; UAS, México, 1997).

PÁRRAFOS: DE REGLA DE LA DEMOCRACIA La cohabitaci­ón política de 1997 a 2000 tiene un elemento fundamenta­l en el régimen político democrátic­o mexicano: la institucio­nalización del órgano electoral autónomo. A la base de la función y consenso del Instituto Federal Electoral (hoy Instituto Nacional Electoral) estuvieron la primera alternanci­a en la presidenci­a de la república y la consolidac­ión de la democracia en México, después de décadas de un régimen autoritari­o con centralida­d en la acción política en la figura del presidente de la República. A 21 años de esa primera alternanci­a y a 24 de la primera cohabitaci­ón entre el Poder Ejecutivo federal y el Poder Legislativ­o federal, en dos meses los mexicanos volveremos a las urnas a una elección federal. Y de acuerdo a la principal regla de la democracia, va a ganar el candidato que más votos tenga en cada una de las 300 elecciones de diputados federales de mayoría relativa. Y desde los primeros minutos del 7 de junio, se conocerán las tendencias de resultados y que partidos tenderán mayoría en la Cámara de Diputados en Poder Legislativ­o federal en la segunda mitad del sexenio del presidente López Obrador. Así de sencilla es la democracia. Punto.

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