Restas y carencia de propuestas
SUMAS Y RESTAS. Las alianzas hechas por Morena en Sinaloa, con el PAS y con exmilitantes del PRI y del PAN, le han significado suma de personas, algunas de cuestionable trayectoria política, y posiblemente de votos a la hora de la elección; sin embargo, también se han convertido en restas, particularmente de algunos militantes de Morena que están inconformes por haber sido desplazados como aspirantes a alguna candidatura, o de simpatizantes que ven con frustración que Morena ha sumado a personajes de la vida política de Sinaloa que han sido cuestionados por hechos de corrupción. A lo mejor en esa ecuación de alianzas, Morena puede ganar votos, pero también está perdiéndolos, y sobre todo lo que más está restando es confiabilidad y credibilidad.
Particularmente eso afecta a Rubén Rocha Moya, su candidato a gobernador, porque su bandera de transformar la vida pública de Sinaloa, y de combatir la corrupción en la entidad, se ve desdibujada y contradicha con algunos de los políticos que ha sumado.
Puede ser que las cuentas que saquen en Morena son que les conviene hacer esas sumas para ganar la elección, pero lo que pierden es mayor; porque durante años enarbolaron la bandera de la anticorrupción, de hacer la diferencia, de no incurrir en el abuso de poder y los excesos de los Gobiernos del PRIAN, y están perdiendo no solo la confianza de algunos de quienes creyeron en ellos, sino la credibilidad y la congruencia. Aunque como dicen algunos, en política lo que menos importa, o menos se valora, es ser congruente y honesto. ¿O no?
CAMPAÑAS SIN PROPUESTAS. A pesar de que candidatos y candidatas tuvieron tiempo suficiente para preparar sus propuestas de gobierno, es claro que no le están apostando a ganar por sus propuestas, sino a la mercadotecnia para posicionar su figura, teniendo como sustento la fuerza de su partido y la marca que representan, apostando más por la forma que por el fondo. ¿O no?
Son pocos días aún los que llevan en campaña, pero lo que hemos escuchado hasta hoy no son propuestas estructuradas de plan de Gobierno, ni contenidos estratégicos de lo que harán en caso de llegar al cargo que buscan. Por ejemplo, Rubén Rocha ha dicho que de llegar a gobernar combatiría la corrupción, sin acompañar esto de una propuesta de cómo le hará para combatir el flagelo de la corrupción en Sinaloa; tampoco dice qué es lo que va a cambiar en Sinaloa a partir de que él gobierne, y qué haría diferente en relación a los Gobiernos anteriores.
En el caso de Mario Zamora, también lo que escuchamos son frases sin contenido programático, ni plan o discurso estructurado. Mario Zamora no ha prometido que va a cambiar o transformar Sinaloa, y no lo puede hacer porque el Gobierno de Quirino emanó del PRI, al igual que los anteriores, así que Zamora representa la continuidad del priismo en la entidad.
Zamora se promueve como esposo enamorado, más que como candidato a gobernador que pueda mejorar la situación en Sinaloa; quizá porque no puede prometer que va a hacer las cosas diferentes a Quirino Ordaz, o más bien porque lo que ocupa es agarrarse del gobernador para sumar los bonos que pueda tener Quirino en algunos segmentos. De igual forma, como lo hizo Quirino, busca no confrontar con el presidente ni con los seguidores de López Obrador. Sin embargo, su campaña se ve frívola, con más selfies que propuestas de Gobierno, hueca de compromisos y cambios de fondo. ¿O no?