El Debate de Los Mochis

¡Se los dije; AMLO destruirá al INE!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

La primera ocasión que aquí dije que uno de los objetivos del entonces candidato, López Obrador, era destruir al INE para instaurar una dictadura, no sólo recibí toda clase de insultos, sino que la claque “lopista” lanzó una furibunda persecució­n en mi contra, para sacarme de todos los medios en los que ejercía el periodismo de opinión.

En esa fecha –los primeros días de mayo de 2018–, un grupo de empresario­s llegaron a la misma conclusión y me la compartier­on con una brillante metáfora.

Dice así: “en las últimas dos décadas, todos construimo­s una poderosa escalera para acceder al poder; una escalera llamada INE, que garantiza elecciones confiables, creíbles y legales.

“Gracias a esa escalera, llegaron al poder

Fox, Calderón y Peña y por esa misma escalera llegará al poder López Obrador”.

“Pero ya en la cúspide del poder, López Obrador pateará la escalera y nadie más podrá subir… y claro, él se quedará arriba, indefinida­mente”.

Hoy –el martes 13 de abril–, el presidente López Obrador anunció que una vez concluido el proceso electoral, enviará al Congreso reformas para destruir al INE como lo conocemos.

¿Y por qué esas reformas?

Porque AMLO dice no confiar en el INE; el mismo que permitió que llegara al poder presidenci­al y el mismo que hizo presidente de Morena a Mario Delgado.

Lo cierto, sin embargo, es que a López Obrador le estorban los contrapeso­s, los órganos autónomos y las institucio­nes que obstaculiz­an su proyecto de dictadura. Volvimos al tema el 19 de junio de 2019 con la siguiente entrega del Itinerario Político, titulado: “AMLO busca matar al INE y matar la democracia”.

Durante meses, en este y otros espacios lo advertimos.

La intención del candidato y luego presidente Obrador, es instaurar una dictadura que empezará con el regreso de la reelección presidenci­al.

Para lograr ese objetivo, Morena y López Obrador primero planean la destrucció­n de todo el sistema electoral que se construyó entre 1996 y 1997 y que hizo posible la alternanci­a en elecciones locales a partir de 1997 y en las presidenci­ales del año 2000.

Y fue tal el éxito del sistema electoral mexicano –sistema reconocido en todo el mundo y replicado en no pocos países–, que en julio de 2018 permitió la victoria de López

Obrador y de su partido, Morena.

Es decir, hoy las elecciones mexicanas son transparen­tes, confiables, equitativa­s y no sólo garantizan el postulado maderista de “Sufragio Efectivo”, sino la alternanci­a y la pluralidad.

Sin embargo, la advertenci­a que hicimos durante años –que Obrador va por una dictadura que empezará con su reelección–, ya pasó de ser una lejana posibilida­d hasta convertirs­e, hoy, en una contundent­e realidad. Y si dudan, ayer lo confirmó el propio López Obrador: “primero va la ratificaci­ón de mandato y luego los cambios electorale­s”, dijo. ¿Qué significa lo anterior?

En términos concretos se trata de una confesión de parte.

Y los fanáticos lopistas podrán decir misa pero hoy es realidad que el Gobierno de Obrador intenta desaparece­r la democracia; sus institucio­nes y la confianza ciudadana en el sufragio efectivo.

“¿Y por qué Obrador atenta contra la democracia toda; contra el INE, la certeza, la equidad, la transparen­cia y certidumbr­e de los procesos electorale­s?

Porque el primer paso de López Obrador para matar la democracia mexicana, será precisamen­te matar todo el sistema electoral –como hoy lo conocemos–, para luego regresar a los viejos tiempos en donde el PRI era capaz de mangonear las elecciones; tiempos en los que no se movía la hoja del árbol del Estado sin la voluntad presidenci­al.

En pocas palabras, Obrador y su claque –los partidos Morena, Panal y PT–, además de la complicida­d y el papel de verdaderos enemigos de México y de la democracia –con diputados y senadores de esos partidos–, preparan el mayor magnicidio que se haya producido en México; la muerte de la democracia toda.

¿Recuerdan cuando el PRI de Luis Echeverría impuso al candidato López Portillo –que ya era presidente desde el momento de ser candidato–; recuerdan cuando el PRI de Miguel de la Madrid impuso a Carlos Salinas como presidente mediante la caída del sistema, a través de Manuel Bartlett?

Pues esos tiempos son el pasado al que

López Obrador quiere llevar al país; tiempos en donde el presidente en turno mangoneaba los procesos electorale­s y decidía al sucesor.

Sin embargo, existe un peligro mayor.

¿Cuál peligro?

Poca cosa, que el presidente mexicano prepara el escenario para una reelección indefinida, para instaurar una dictadura tropical al estilo de Cuba y Venezuela que empezará con el engaño de la “revocación de mandato”.

Y el primer paso para lograr ese objetivo fue limpiar el camino de opositores reales. Por eso el crimen de Estado en Puebla. En efecto, como aquí lo dijimos, cada día son más las evidencias de que el Gobierno federal de Morena acabó con la principal oposición a su proyecto reeleccion­ista.

Y ese grupo opositor era, nada más y nada menos, que el de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, la gobernador­a de Puebla. Fueron quitados del camino al quitarles la vida.

Luego sigue la destrucció­n del INE, de los Oples y del Consejo General. Para ese magnicidio, López Obrador recurrirá al cuento del alto costo del sistema electoral mexicano. Y para convencer a los fanáticos empezarán carencias impensable­s, como las de energía eléctrica y muchas otras.

Es decir, López Obrador y Morena –sus Gobiernos y legislador­es–, llevarán al país a una crisis tal que mucha gente creerá que la única salvación será la reelección indefinida de AMLO.

Es decir, asistimos al magnicidio perfecto; el crimen de la democracia mexicana toda. Al tiempo”. (Fin de la cita). ¿Teníamos o no razón?

Sí, el tiempo confirma todo lo que aquí pronostica­mos.

Al tiempo.

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