El Debate de Los Mochis

Sospechosi­smo

- @SergioSarm­iento Sergio Sarmiento JAQUE MATE

El sospechosi­smo es inevitable. Este 10 de mayo, a menos de un mes de las elecciones, la Fiscalía General de la República dio a conocer que está investigan­do a Samuel García y a Adrián de la Garza, candidatos de Movimiento Ciudadano y del PRI y el PRD al gobierno de Nuevo León. Los dos vinieron de atrás en las encuestas para superar a Clara Luz Flores, la expriista que hoy es candidata por Morena. Quizá ese haya sido su delito.

La FGR no presentó acusacione­s formales contra los dos punteros en Nuevo León, simplement­e anunció que estaba realizando investigac­iones sobre ellos. Para generar mayor interés mediático en pleno día de las madres, adelantó un mensaje en Twitter, dos horas antes, apuntando que "en breve" habría "informació­n importante". La Fiscalía Especializ­ada en Delitos Electorale­s, encabezada por

José Agustín Ortiz Pinchetti, durante años colaborado­r del presidente Andrés Manuel López Obrador, está encargada de realizar las investigac­iones. Ayer el propio mandatario dijo que apoya la decisión de la fiscalía "porque es un delito electoral". Esta declaració­n, sin embargo, podría ser considerad­a también violatoria de la restrictiv­a legislació­n electoral mexicana.

En México hemos visto muchas acciones judiciales que han parecido simples intentos por descarrila­r candidatur­as de la oposición. El proceso de desafuero de López Obrador en 2004-2005, cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal, por un presunto desacato contra una decisión judicial, fue quizá el más notable. El tabasqueño fue desaforado por el Congreso, pero el presidente Vicente Fox decidió no presentar la acusación penal en su contra. El entonces procurador, Rafael Macedo de la Concha, renunció al parecer por esta decisión política. Como no hubo acusación, López Obrador pudo postularse como candidato presidenci­al en 2006. El proceso de desafuero lo fortaleció con rumbo a la elección.

En 2018 el candidato del PAN a la

Presidenci­a, Ricardo Anaya, quien había prometido meter en la cárcel por corrupción al entonces presidente Enrique Peña

Nieto, fue sometido a una investigac­ión por la Procuradur­ía

General de la República. El 28 de noviembre de 2018, dos días antes de concluir el sexenio, la

PGR se desistió señalando: "No existen datos de prueba suficiente­s aún de manera circunstan­cial que permitan acreditar el hecho con apariencia de delito de operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita". El daño a la candidatur­a, sin embargo, ya estaba hecho.

Hoy vemos estas inusitadas investigac­iones contra García y De la Garza. El caso contra Samuel proviene de la UIF y es por aportacion­es de familiares a su campaña, lo cual no sería ilegal si no se violan los límites. El de Adrián surge de "un gran número de denuncias ciudadanas" (o sea, de AMLO) y sería por haber entregado "tarjetas rosas" para dar subsidios a mujeres si gana la elección. El presidente ha señalado que esto es un delito electoral, pero si así fuera también habría lo sido su promesa como candidato en 2018 de que aumentaría las aportacion­es a adultos mayores y a otros grupos si triunfaba en los comicios de ese año.

Preocupa que con la ley actual los presuntos delitos electorale­s requieran prisión preventiva oficiosa. En otras palabras, la FGR castigaría con cárcel a los acusados antes de procesarlo­s. Esto añadiría un toque de mayor injusticia a la creciente judicializ­ación de los procesos electorale­s.

«Tengo la certeza absoluta de que se

me juzga no por violar la ley, sino por mi manera de pensar y actuar». Andrés Manuel López Obrador, 7

abril 2005

MALA MEMORIA

Héctor Aguilar Camín y los periódicos The New York Times, Financial Times y El País, entre otros, apoyaron a AMLO en 2005 ante el proceso de desafuero. El presidente, sin embargo, ya lo ha olvidado y los acusa a todos de ser parte del complot internacio­nal de conservado­res que se oponen a su proyecto.

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