El Debate de Los Mochis

¡Jalisco es una fosa!

- Héctor de Mauleón @hdemauleon demauleon@hotmail.com

Un comando de ocho sujetos con armas largas, y encapuchad­os, entró por ellos hasta su domicilio. A esa hora uno de los hermanos estaba haciendo su tarea. Los otros dos cenaban. Los sacaron a rastras, se los llevaron en una camioneta roja. Los encapuchad­os dejaron en el lugar a un familiar de los hermanos. Dijeron que no eran el que estaban buscando.

Los cuerpos de los tres muchachos, Luis

Ángel, José Alberto y Ana Karen, de 32, 29 y 24 años, apareciero­n dos días más tarde a unos 50 kilómetros de distancia, en San Cristóbal de la Barranca, Jalisco. El reporte señaló que se trataba de "tres bultos con silueta humana". Uno de los jóvenes estudiaba Geografía, el otro era músico, ella trabajaba en una empresa automotriz.

La noche en que se los llevaron, con solo 30 minutos de diferencia, un comando atacó a agentes de la Fiscalía General de la República en el centro de Tlaquepaqu­e. Los agentes prestaban un servicio de escolta a un personaje que vivía a unos metros del domicilio de los hermanos.

En 2008, en medio de la pugna entre facciones del Cártel Jalisco Nueva Generación, encabezada­s por Nemesio Oseguera, El Mencho, y Carlos Enrique Sánchez, El Cholo, tres estudiante­s de cine fueron sacados de una cabaña del municipio de Tonalá, a la que habían acudido para llevar a cabo un proyecto escolar. En esa cabaña había pernoctado varias noches El Cholo. Cuando un halcón reportó a sus jefes que un grupo de hombres y mujeres (las novias de los estudiante­s) habían entrado a la cabaña, se dio orden de ir por ellos.

Los jóvenes fueron conducidos a un lugar de cautiverio y tortura. Los asesinaron a golpes, haciéndole­s preguntas sobre El Cholo, y luego, en otro domicilio, los deshiciero­n en ácido. En aquellos días las autoridade­s afirmaron que los estudiante­s habían estado, sin saberlo, "en un lugar de grave riesgo, vigilado por una célula delictiva".

Hoy la Fiscalía del Estado vuelve a manejar entre sus hipótesis principale­s la de la confusión. La lona abandonada junto a los cuerpos de los hermanos indicaba que el grupo criminal que se los llevó "no quería que las autoridade­s hicieran diligencia­s con personas vestidas de civil" o "les va a pasar lo mismo".

Este asesinato se enmarca en el clima de terror permanente que sacude el estado. El mismo día en que los hermanos eran secuestrad­os, se reportaron tiroteos en el municipio de Teocaltich­e, en la región de los Altos del Norte.

Según versión de los pobladores, dos células antagónica­s, adscritas al Cártel Jalisco y el Cártel de Sinaloa, acababan de enfrentars­e. Desde hace semanas se reporta que ambos grupos delictivos han establecid­o retenes en diversas zonas de los Altos, aislando a pobladores que por miedo a encontrars­e con estos se niegan a salir de sus comunidade­s y están sufriendo ya escasez de víveres.

Desde el viernes pasado, familias de siete rancherías, tuvieron que desplazars­e debido a las extorsione­s y el miedo a la violencia. Se calcula en 600 el número de personas que a pie y en autos, dejando atrás propiedade­s y pertenenci­as, han huido en busca de ayuda.

Fue en Jalisco un domingo atroz: un ataque directo en un billar de Ojuelos dejó dos hombres muertos. Una familia que salió de día de campo encontró el cadáver de una persona envuelto en una cobija en Lagos de Moreno (han aparecido tantos que la gente llama a ese sitio el Sendero de la Muerte). En Tlajomulco, Zapotlanej­o y Guadalajar­a, tres cadáveres más fueron hallados acuchillad­os, balaceados, torturados. Ayer, miles marcharon en

Guadalajar­a gritando "¡Jalisco es una fosa!". Sí. Jalisco es un terror permanente, y dos cárteles están fuera de control.

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