Tiene más de 40 años salvando vidas
A sus 55 años, Armando manifestó que su pasión por ayudar y cambiar vidas es por lo que seguirá ejerciendo como paramédico
Armando relató que su interés por ser paramédico nació debido a un fuerte dolor de cabeza que le fue atendido en Cruz Roja
Hace 40 años el pequeño adolescente conocido como José Armando Espinoza Luque fue trasladado a la delegación de Cruz Roja por sus profesores de secundaria debido a un fuerte dolor de cabeza ocasionado por una insolación, por lo que fue atendido por el personal de la delegación, de ahí nació su interés por convertirse en miembro de la benemérita, por lo que se decidió a ingresar un lunes 22 de enero de 1983.
Actualmente, Armando se ha convertido en toda una leyenda para sus compañeros y estudiantes, debido a la experiencia que ha adquirido a lo largo de los años como paramédico y docente, por lo que es considerado un ícono.
Inicios
José Armando Espinoza Luque relató que nunca imaginó que aquel dolor de cabeza que lo llevó hasta la Cruz Roja sería lo que despertaría en él la pasión que hoy lo motiva todos los días, y entre risas detalló que en aquel entonces tenía tan solo 15 años cuando se interesó en ingresar a los cursos de inducción de la benemérita.
”Aparte que me atendieron bien, me quedé porque me gustó, hice el curso, tenía 15 años, tiernito estaba; en aquel entonces los cursos se llamaban Juventud”, destacó. Mencionó que todos los días al salir de la secundaria conocida como Federal 2 en Guasave, se iba a su casa, donde su mamá le tenía preparado su lonche para posteriormente trasladarse en camión a la delegación de Cruz Roja.
Resaltó que sus padres siempre le brindaban su apoyo, ya que la mayoría de su tiempo libre se la pasaba en la benemérita, donde hacía las tareas pendientes de la escuela y al terminar su turno como voluntario, se iba a la escuela para estar presente a las 7:00 de la mañana.
”Si mis padres me buscaban, ya sabían dónde estaba y estaban tranquilos con eso, yo me la llevaba aquí en Cruz Roja, me gustó mucho, me apasiona ser paramédico y aquí seguiré todavía; me preguntan si me quiero jubilar y la verdad es que no”, expresó. Declaró que jamás le ha cruzado por el pensamiento el sentirse arrepentido de su decisión, ya que para él, es una profesión que le llena el corazón y lo mantiene en pie de lucha.
Experiencias
A lo largo de los años, Armando ha vivido muchas experiencias que han marcado su vida y entorno, debido a que en su profesión en muchas ocasiones se encuentra entre la vida y la muerte. Recordó el suceso del trenazo, cuando se cayó el tren entre Estación Capomas, donde se cayó un puente, actualmente es conocido como puente anaranjado; en dicho accidente, decenas de cuerpos sin vida se encontraban tirados en la calle, donde los paramédicos, Protección Civil y bomberos buscaban a quienes aún estuvieran con signos vitales para poder auxiliarlos y posteriormente trasladarlos al hospital más cercano, mientras que las personas que no tenían heridas de gravedad fueron trasladadas a la preparatoria técnica conocida como el Conalep, donde recibieron apoyo de víveres por parte del gobierno y voluntarios de la misma ciudadanía.
Lamentó el no poder salvar más vidas y entre la nostalgia recordó que todos los cuerpos eran trasladados a una conocida funeraria de la ciudad.
”En el panteón municipal, a la entrada donde está el descanso nuevo, ahí se encuentra una fosa, ahí es donde enterraron muchos cuerpos, inclusive había fotos, donde enumeraban a cada uno”, añadió. Espinoza Luque indicó que muchos de los familiares de los difuntos se trasladaron desde el sur y el extranjero para reclamar el cuerpo de su respectivo familiar, el cual fue una de las escenas más impactantes que ha tenido que vivir durante sus 40 años de servicio.
Docencia
Cuando la benemérita fue creciendo y comenzaron a ingresar nuevas generaciones interesadas en aprender sobre primeros auxilios, Armando fue solicitado para ser docente, por lo que estuvo al frente de la dirección de la escuela, donde brindaba clases de auxiliar de enfermería, paramédico y socorrista.
”Pero ahora ya vienen muchos jóvenes que están interesados en capacitar a nuevos miembros de la benemérita, capacitarse más y nosotros ya los vamos dejando, les damos la oportunidad de que lo ejerzan a nuevas generaciones porque son el futuro de la institución”, agregó.
Actualmente, José Armando Espinoza Luque, a sus 55 años de edad, se encuentra en el área administrativa de la institución, pero sigue brindado su amplia experiencia en eso de salvar vidas.
Tras 40 años aún me preguntan si me voy a jubilar y yo me siento con mucha energía y joven, aún no pienso jubilarme."