Golondrinos y home office impactan más al comercio organizado en pospandemia
Miguel Hernández considera que el comercio informal local también forma parte de la economía regional y no impacta
Lizeth González aguanta las horas entreteniéndose en un macetero frente a su puesto, pero no se descuida: apenas cruza alguien la banqueta suelta en automático un `pásale, le muestro algo', con ese tono característico de los que acá son llamados chilangos.
“La venta está un poco tranquila, no está como otros años. Casi no se vende”, lamentó.
En su puesto ofrece camisetas de manga larga y cuello de tortuga, guantes, gorros, bufandas, suéteres: algunos de tela y otros tejidos. Y otros productos.
Lizeth es originaria de Santa Ana Jilotzingo, un pueblito del Estado de México enclavado entre Toluca y la Ciudad de México, en el que apenas rondan el millar de habitantes.
Todo el pueblo se dedica al comercio. Lizeth comentó que es una actividad hereditaria, toda su familia se ha dedicado a eso.
“Toda la gente de allá se dedica al comercio por temporada: en mayo, septiembre, diciembre... Allá se hace todo esto, todo está fabricado allá”, expuso.
Algunos se dedican a la fabricación de los productos: para mayo hacen artículos alusivos al Día de las Madres, para septiembre los relacionados a las fiestas patrias, y para diciembre hacen ropa de invierno y juguetes artesanales.
Unos salen a vender y otros se quedan fabricando los artículos de la siguiente temporada.
Esta es la segunda temporada de invierno que a Lizeth le toca estar en Los Mochis, y recalcó que la venta ha estado más baja. Atribuye esa disminución al impacto de la inflación, apuntando que aunque tuvieron un incremento en sus insumos, como en las telas y la gasolina, procuraron que eso no se reflejara mucho en el precio de sus productos. “Suben las cosas, nos aumentan los precios y se le gana muy poco”, externó.
Los golondrinos pegan en la zona norte
Miguel Hernández Fonseca, delegado de la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio (Fecanaco) en Sinaloa, señaló que cada región del estado tiene factores muy específicos que marcan la economía, sobre todo el comercio, los servicios y el turismo.
Expuso que aunque el 57 por ciento del sector comercio son vendedores informales o ambulantes locales, eso no impacta tanto al comercio organizado. Pero sí impacta la llegada de vendedores foráneos.
“En el caso del norte del estado se acentúa en ciertas épocas, como en diciembre, donde llegan vendedores foráneos, de los que llamamos coloquialmente golondrinos, porque llegan, aprovechan la temporada, y se regresan a su lugar de origen”, comentó.
Explicó que en el caso de Culiacán no se registra un
alza tan pronunciada de `golondrinos' en esas fechas porque las grandes tiendas tienen influencia y trascendencia en las ventas pico, principalmente impulsadas por las líneas de crédito que ofrecen.
Mientras que en Mazatlán el comercio tiene una vocación totalmente turística, con mayor impulso por parte del turismo extranjero, que suele consumir en establecimientos formales. En ese contexto, apuntó que una gran parte de ese turismo extranjero arriba en cruceros y genera una derrama diaria de 130 a 150 dólares en promedio por cada turista, y en los barcos se les recomienda consumir en el comercio organizado.
“Entonces, el ambulante o el golondrino prácticamente no acude a ese tipo de lugares, porque no son tan atractivos como en el norte del estado, llámese Los Mochis, y también eso sucede mucho en Guasave”, sostuvo. Hernández Fonseca consideró que el comercio organizado debe mantener una coordinación constante con los gobiernos municipales haciendo hincapié en que es perjudicial para el comercio organizado autorizar permisos para vendedores ambulantes o golondrinos.
“El comercio organizado paga impuestos, servicios, generamos la fuente de empleo. Tenemos el derecho de pedir un cierto privilegio sobre el vendedor informal o ambulante, entendiendo que pues todo mundo tenemos derecho al trabajo, que todo mundo tenemos derecho a buscarle a la vida, pero de una forma regulada”, sentenció.
Cambió modo de empleo
El delegado de la Fecanaco también señaló que otro factor ha impactado al comercio organizado en Sinaloa a partir de la pandemia de covid, es que aunque hay apertura de nuevos negocios no hay suficiente fuerza laboral.
“El empleado normal, el que estaba acostumbrado a estar detrás de un mostrador, por así decirlo, ahorita halla unas oportunidades diferentes para trabajar: las famosas home office; y, por ejemplo, pueden estar en Culiacán trabajando para una empresa de la India, de Australia, de Nueva Zelandia o de Brasil”. “Entonces, eso hace que las personas no salgan de sus casas, y ya no tengan interés en trabajar en el comercio organizado local, como se venía haciendo”, comentó. Hernández Fonseca dijo que el trabajo a distancia ya se hacía antes de la pandemia, pero muy poco, y con el confinamiento, la población encontró así una forma de emplearse. “Prácticamente, no es el tema informal principalmente el que ha impactado en el comercio organizado en la pospandemia, son más otros factores”, mencionó.
Ven más informalidad
El presidente de la Cámara de Comercio en Los Mochis, Víctor Damm, dijo que a partir de la pandemia sí ven un incremento del comercio informal, pero reconoció que el mayor impacto para el comercio organizado local son los vendedores foráneos que se instalan en las temporadas buenas.
“Lo notamos ahora en diciembre. Se tomaron acciones, pero los quitaban y se volvían a poner. Hubo algunos que incluso instalaron estructuras, y esos no se quitaron hasta que pasaron las fiestas decembrinas”.
Prácticamente, no es el tema informal principalmente el que ha impactado, son más otros factores."
MIGUEL HERNÁNDEZ
FECANACO SINALOA