El Debate de Los Mochis

Querétaro: crisis de viabilidad del Estado: neoliberal­ismo y 2024

- CARLOS RAMÍREZ carlosrami­rez @hotmail.com

Debajo del enfoque mediático que se le dio a la lectura de lo ocurrido el domingo en la ceremonia constituci­onal en Querétaro se localiza una reorganiza­ción crítica de la correlació­n de fuerzas políticas del Estado como parte del escenario sucesorio de 2024. Las críticas al protocolo presidenci­al que desplazó a los titulares de los Poderes Judicial y Legislativ­o deben explicarse en el contenido crítico y de ruptura de los discursos de la ministra Norma Piña Hernández y del diputado Santiago Creel Miranda: la extraterri­torialidad estatal del Poder Judicial y la presión legislativ­a de la oposición minoritari­a.

El presidente de la República ha sido muy insistente en criticar al Poder Judicial por razones muy concretas: la corrupción de jueces y funcionari­os judiciales que permite la liberación de delincuent­es, el nepotismo que ha convertido al Poder Judicial en un espacio de territoria­lidad familiar y el fracaso de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como ministro presidente al subordinar a la Corte a los intereses presidenci­ales. Más que defensa de la autonomía como poder del Estado, la ministra presidenta Piña marcó su territorio de autonomía estatal.

El diputado Creel no pronunció un discurso que fijara los espacios políticos de la pluralidad del Poder Legislativ­o en el escenario de la reorganiza­ción del Estado, sino que presentó una arenga personal como precandida­to panista a la presidenci­a de la República en el 2024 y sus exigencias de diálogos y acuerdos con el Poder Ejecutivo solo estaría buscando subordinar y paralizar el proyecto presidenci­al a sus propios objetivos panistas sucesorios. En Querétaro, el diputado Creel convirtió una ceremonia protocolar­ia en un reclamo al presidente López Obrador para retirar el Plan B de la reforma electoral que no le conviene a la oposición comandada por la Coparmex, el empresario Claudio X. González y el INE como eje dinámico del bloque electoral conservado­r.

El discurso de la ministra Piña cayó como anillo al dedo a una oposición en busca de figuras de confrontac­ión presidenci­al, pero sin que pudiera tener ningún efecto en la reorganiza­ción de los poderes del Estado. Más que los párrafos de su discurso que se leyeron como de confrontac­ión agresiva con el presidente de la República, la ministra presidenta no adelantó ninguna iniciativa para reformar el Poder Judicial de los vicios que se denuncian todos los días.

El principal problema de la ministra Piña se localiza en la percepción de que llegó al cargo de ministra presidenta de la corte solo por su condición de mujer y no por enarbolar una inexistent­e propuesta de reforma judicial. Lo que se quiere vender como un acto histórico de que una mujer sea por primera vez ministra presidenta del Poder Judicial podría reducirse solo a un récord de Guinness sobre el avance de género, pero sin que hasta ahora se perciba alguna propuesta de reorganiza­ción judicial.

El problema actual de la ministra presidenta Piña lo tiene en su propio espacio de decisión: la presencia en el Pleno de la Corte de una ministra a la que se le demostró el plagio de su tesis de licenciatu­ra y que hasta la fecha sigue tomando parte de las decisiones fundamenta­les del máximo Tribunal Constituci­onal, a pesar del desprestig­io y las críticas por el caso universita­rio. En términos jurídicos, las decisiones en las que participe la ministra Yasmín Esquivel Mossa serán fruto del árbol envenenado por su tesis universita­ria plagiada.

Más que discursos llenos de críticas o cacayacas de los titulares de los tres poderes, en el fondo quedó la preocupant­e evidencia de una crisis de reorganiza­ción del Estado que pudiera configurar la imagen de un Estado-archipiéla­go o inclusive hasta balcanizad­o, con cada poder confrontan­do a los otros y todos debilitand­o la autoridad del Estado como la estructura fundamenta­l de funcionami­ento del sistema político y del régimen de gobierno, con indicios de que la desorganiz­ación de la estructura decisiva de la República perfila una crisis de funcionali­dad pública para configurar un verdadero colapso de gestión del Estado. Si los titulares de los poderes Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial mostraron en Querétaro ir cada uno por su lado, entonces el país podría estar ingresando ya de manera formal a una crisis de viabilidad del Estado-nación, frente al creciente activismo y autonomía de poderes fácticos legales e ilegales que profundiza­rían la inviabilid­ad de la República.

En Querétaro se mostró la crisis del Estado.

POLÍTICA PARA DUMMIES: La política es la última línea de defensa del Estado.

El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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