Los que se fueron
Sí, las generaciones de la lealtad, de la dignidad, del honor, del respeto, de los valores, la responsabilidad, la honestidad y el compromiso, casi en su mayoría ya se fue. Esas admirables generaciones están siendo sustituidas por las generaciones de las redes sociales con sus agresiones y falsedades anónimas, sustituidas por las generaciones de la tecnología, del wifi, del Facebook, del Youtube, del WhatsApp. Sustituidas por esas generaciones de personas aisladas, carentes de empatía, de solidaridad, de amor filial, por generaciones despersonalizadas, incapaces de sentir el dolor ajeno y amantes de lo material.
¿Y nosotros?, ¿nuestra generación?, ¿la generación de en medio?, ¿”el jamón” del sándwich?
Nuestra generación atónita, testigo imperturbable ante el cambio, sin darnos o sin querer darnos cuenta, de que esa generación que sustituye la grandeza de las que nos antecedieron, es nuestra hechura, que nosotros la estamos formando, educando.
Alguien dijo que somos la primera generación regañada por sus padres en el pasado y regañada por sus hijos en el presente.
Pero todo es consecuencia de lo que hacemos y lo que dejamos de hacer.
Lo que hacemos: somos extremadamente permisivos, consecuentes, omisos y hasta cómodos, atreviéndome además a decir temerosos. Nos escandalizamos por lo que sucede, pero nos negamos a asumir nuestra responsabilidad ante los hechos que nos escandalizan. Buscamos a quién culpar, en vez de buscar cómo corregir lo corregible, creemos que el problema son las nuevas generaciones, negándonos aceptar que en el fondo lo son nuestros temores, apatía e indiferencia. Pareciera que le tememos más al regaño de nuestros hijos hoy, que el de nuestros padres ayer.
Lo que dejamos de hacer: hemos dejado de corregir a nuestros menores, de hacerles ver la diferencia entre el bien y el mal, de impulsarlos a corregir sus errores y a corregir su rumbo cuando este esté desviado.
Regresemos a nuestros orígenes, al valor, al amor y unión familiar.
Regresemos al México de la dignidad, la unidad, la laboriosidad y el respeto.
Es tiempo.
Por un México digno y unido hagamos un pacto.
Gracias