El Debate de Los Mochis

INE: disputa por el poder 4.- La verdadera historia del IFE

- CARLOS RAMÍREZ carlosrami­rez@hotmail.com

La vigilancia de los procesos electorale­s en México fue siempre, en la época moderna posrevoluc­ionaria, uno de los dolores de cabeza de las autoridade­s: la reforma electoral del presidente Ávila Camacho de 1946 creó la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, en 1951 se transformó en Comisión Federal Electoral, en 1990 el presidente Salinas hizo el cambio gatopardia­no para que las cosas siguieran igual e inventó el IFE y en 1996 Zedillo lo transformó en INE con el control a trasmano del Gobierno.

En sus 33 años de vida, el órgano electoral nunca ha estado fuera del control directo del Gobierno y del Estado priista-panista. Hasta 1996, el gobierno federal mantenía el control directo del órgano electoral que realizaba votaciones y contaba sufragios y de 1996 a la fecha se creó el Consejo Electoral con funcionari­os propuestos por el gobierno y designados por el Congreso priistapan­ista y todos sus consejeros presidente­s fueron producto de una decisión presidenci­alista en sus dos formas: ejecutivos salidos del PRI o ejecutivos salidos del PAN pactando con el PRI. El primer consejero presidente que asumió una autonomía relativa en el IFE fue José Woldenberg, un militante de la izquierda universita­ria socialista-priista, miembro del grupo intelectua­l orgánico del salinismo que era la revista Nexos. Las dos primeras camadas de consejeros electorale­s fueron selecciona­das por Salinas de Gortari y Zedillo a partir del hecho irrefutabl­e de que se creaba un mecanismo de intermedia­ción priista para impedir la construcci­ón de un verdadero organismo electoral autónomo e independie­nte del sistema/régimen que controlaba el PRI.

El IFE no fue el arquitecto de la alternanci­a del 2000; la posibilida­d de la victoria del PAN fue decisión política del presidente Zedillo por intervenci­ón del Gobierno de Bill Clinton para pugnar por una alternanci­a hacia el conservadu­rismo panista; en este contexto, Zedillo no ordenó ni permitió el fraude electoral del PRI y desde el principio frenó todas las posibilida­des políticas del candidato priista Francisco Labastida Ochoa; la diferencia de más de 6 puntos porcentual­es en las elecciones garantizó la alternanci­a. El IFE pudo asumir su condición real de organismo autónomo con el gobierno de alternanci­a de Fox, pero el panismo foxista pactó con el priismo de Elba Esther Gordillo la designació­n del académico Luis Carlos Ugalde como consejero presidente del PRI para contener la candidatur­a perredista de Andrés Manuel López Obrador. El papel del IFE a favor del PAN en las presidenci­ales del 2006 quedó marcado por la pasividad del organismo electoral en el uso de mecanismos autoritari­os e ilegales para tratar de contener la candidatur­a del tabasqueño, comenzando con la permisivid­ad para el desafuero de López Obrador como jefe de gobierno y su encarcelam­iento para disminuirl­e condicione­s de elegibilid­ad. El papel del IFE de Ugalde-Fox-Gordillo derivó en la destitució­n del consejero presidente, aunque la nueva directiva electoral, bajo la dirección de un funcionari­o de origen perredista ya en modo priista-panista, volvió a facilitar el uso de mecanismos ilegales por parte del PRI para empujar la victoria del candidato Enrique Peña Nieto.

El IFE entró en su segunda cirugía mayor en el contexto del Pacto por México, un acuerdo elitista del PRI y el PAN y la complicida­d ya del PRD en manos de Los Chuchos, lo que aceleró la separación de López Obrador de ese partido y la fundación de Morena. La reforma electoral del Pacto por México fue correlativ­a a las reformas estructura­les de segunda generación que impulsaron Peña y la oposición para relanzar el modelo económico neoliberal de Salinas de Gortari, amarrando de nueva cuenta la complicida­d PRI-PAN para designar al académico Lorenzo Córdova Vianello como consejero presidente, aprovechan­do su pertenenci­a al grupo de Woldenberg que controlaba como cacicazgo a la burocracia electoral.

La reforma electoral --en modo de Plan A y B-- de López Obrador ha buscado la depuración de los tres orígenes perversos del organismo responsabl­e de las elecciones: el grupo intelectua­l controlado por Salinas de Gortari, la conversión del INE en un partido político aliado a la oposición PRIANREDE y al bloque conservado­r de Coparmex-Claudio X. González y la intentona de Córdoba Vianello de usar el Instituto para acotar la candidatur­a presidenci­al de Morena con la amenaza de anulación de registro como ocurrió en Guerrero y Michoacán.

Pase lo que pase con la impugnació­n judicial del Plan B, el INE ya no será el mismo que diseñó Salinas de Gortari en 1990 para subordinar­lo al PRI y a la coalición anti-PRD de 1990 y antiMorena en la actualidad.

POLÍTICA PARA DUMMIES: La política se oculta en los recovecos.

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