Abrió una brecha al convertirse en comisariada en un área machista
Hace 20 años era increíble ver a una mujer como ejidataria o inclusive llegar a ser comisariada de un ejido en una área que solo era regida por hombres agricultores. Tal fue el caso de la señora María Palafox Gastélum, quien se convirtió en la segunda mujer comisariada del ejido Rancho California, ubicado en Guasave, Sinaloa, donde se tuvo que enfrentar al machismo. Trabajó muy duro para ser ejidataria y comisariada, y aunque muchos organismos agrícolas le cerraron las puertas y oportunidades solo por el hecho de ser mujer, esto no logró desanimar a María, sino al contrario, creó una nueva brecha para muchas mujeres actualmente ejidatarias.
Yo le decía a mi comadre, hay que seguir adelante: el compadre nos dejó tarea y tenemos a nuestra motivación que son los hijos."
MARÍA PALAFOX GASTÉLUM
EJIDATARIA
Inicios
Con una sonrisa en su rostro, María Palafox Gastélum, de 69 años de edad, relató que desde que su esposo Rubén dejó este mundo, jamás ha dejado de sembrar, ya que es una de las actividades que su esposo le dejó y le enseñó a administrar. Destacó que sus hijos fueron el motivo principal para salir adelante, por lo que en estos 14 años se ha dedicado a la siembra, donde se ha enfrentado a la negación de créditos por ser mujer.
“Fue negación de créditos, donde yo como mujer bendito Dios, mi esposo sí estuvo denseguirle tro de asociaciones donde yo tuve una puerta para seguir, y yo no dejé de hacerlo por el ejemplo grande que tengo de mi esposo, pero sí tuve algunas dificultades”, mencionó. Recordó que cuando se registraron las primeras heladas del 2011, las mujeres estaban detrás de la semilla, buscando salir adelante ante el panorama al que se enfrentaban, por lo que algunas tuvieron que solicitar créditos por las pérdidas que hubo.
Comentó que como ella, existen muchas mujeres ejidatarias que enviudaron y aún continúan con el legado que les dejaron sus respectivos esposos, pero algunas se las vieron muy difíciles, por lo que María les brindaba su apoyo moral e incondicional, ya que no es fácil manejar las labores del hogar, los niños y el campo solas; sin embargo, sí se puede salir adelante.
”Yo les decía, comadre, hay que con la tarea que nos dejó el compadre, por que nosotras sí podemos y tenemos hijos que son nuestro motor para seguir adelante. Nunca me he cansado de decir esto”, señaló.
María contó que cada mañana se levanta para ir al campo y revisar las parcelas que se encuentran en desarrollo, por lo que analiza el rendimiento de cada cosecha.
Recordó que cuando su esposo aún estaba con ella, se iban de día de picnic con sus hijos al campo, en donde su esposo Rubén le enseñaba a María la importancia de saber y detectar a tiempo si el cultivo se encontraba enfermo o estaba en buen rendimiento para actuar de manera inmediata, por lo que María, hasta la fecha, ha puesto en práctica todo lo que su marido le enseñó en sus viajes al campo.
”Desde entonces esto es lo que nos ha mantenido, el nos dejó sembrado esto”, añadió.
Entre risas, explicó que cuando se siembra maíz, sus tres hijas y su hijo se van al campo con ella para realizar el corte, inclusive se lleva a sus yernos a trabajar en las hectáreas que le dejó su marido.
Resaltó que en sus tiempos libres ejerce como enfermera auxiliar y en la contaduría privada; es activista política y sobre todo le gusta formar a jóvenes y niños desde los principios y valores para que México tenga un mejor futuro, lleno de profesionistas y adultos con principios y sentido de la responsabilidad.