Tiempo en piedra, Tercer round
Para los que nos gusta contar historias es un privilegio tener un espacio donde hacerlo, aquí una más: se trata de una crónica en la que se confunden el autor, la voz narrativa y el personaje porque en los tres casos soy yo. El pasado veinticuatro de febrero presenté por segunda vez al lado de Pilar Ortega y otras mujeres mi ópera prima Tiempo en piedra en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Ahí nos reunimos por doce días a celebrar a las palabras, las mías recibieron una acogida inesperada: trece entrevistas, cinco con periódicos, dos en televisión, cinco en radio y una en una revista electrónica. La suma de estos dígitos no representa la satisfacción que da la sorpresa, porque siendo sincera, mis pupilas siguen creciendo cuando leo mi nombre en El Universal o en la Crónica o escucho mi voz alternando con la de Enrique Bustamante en Radio ACIR (88.9 FM) o con la de Miguel Ángel Quemain en Radio UNAM (96.1 FM).
Aquel día el Salón Caballito de Palacio de Minería con sus cincuenta puestos ocupados dejó a muchos afuera que querían saber de qué trata Tiempo en piedra: para ellos y otros que puedan interesarse me robo algunas de las palabras de las maravillosas mujeres que presentaron mi libro. Comienzo por las de mi amiga y maestra Silvia Molina quien es novelista, cuentista y autora de libros para niños, jóvenes y adultos, y por si ello fuera poco, también es miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua desde el 2017: “Permítanme hablarles un poquito sobre Korina Calderón, a quien conozco hace tiempo porque trabajamos juntas en un taller de creación que yo coordinaba. Como buena sinaloense es abierta, directa y sincera, cualidades que a veces asustan y que otros valoramos. También es tenaz, comprometida, versátil, solidaria, decidida, emprendedora y llena de voluntad para acabar las cosas que se propone. Entró en el taller con un poco de experiencia y salió mejor que su profe a superar lo que había aprendido: hizo una maestría en literatura en la Casa Lamm y ha escrito otra novela”.
A esta altura mi sorpresa ya se había convertido en emoción y fue necesario tragar saliva para contener el llanto, fue posible porque me sostuve en las miradas de mis padres y en la de mi esposo, en la sonrisa de mis amigos y en la alegría de todos. Así se siente la gratitud. Pensarán que esta columna parece un relato literario como Tiempo
en piedra porque la intriga permanece y no saben de qué trata. Haré un segundo hurto, el botín es un trozo del prólogo escrito por otra querida amiga: Mónica Lavín, bióloga con oficio de escritora y de periodista: “El valle de México está en constante transformación. Desde su fundación como Tenochtitlan, la urbanización interactuó con el paisaje de distintas maneras. De lo lacustre a tierra firme, del valle a la montaña. Como toda ciudad, desde el centro se desparramó a las orillas y fue en la segunda mitad del siglo XX que el flujo de la mancha urbana se topó con el flujo de la lava petrificada del Xitle en el sur de la ciudad. Tiempo en piedra, relato polifónico de Korina Calderón, se sitúa en el vértice del tiempo, en la confluencia de esos dos derrames, para escuchar las voces de quienes conocieron los pedregales cuando se estaban poblando y quienes ahora les han devuelto su visibilidad, su particularidad.
Espero que con estas pinceladas de un cuadro que ya se terminó de pintar quieran acompañarme en la presentación de Tiempo en piedra que quiero hacer en Sinaloa. Pronto la fecha.