Rescatar la lectura
Es abril, sus aires traen consigo el paso de la primavera, y en el colorido horizonte de los apasionados por la lectura se acerca una fecha simbólica: el día Internacional del libro. El próximo 23 de abril celebraremos un aniversario más, y pienso que no basta solo con conmemorar la maravilla de los libros, sino también es fortuito reflexionar sobre su razón de ser en nuestra sociedad, especialmente en un mundo donde la cultura de la lectura a menudo busca sobrevivir.
La modernidad líquida, como la describe Zygmunt Bauman, presenta desafíos significativos para la práctica de esta actividad. En una realidad donde la atención es cada vez más difusa y la profundidad de la comprensión se ve amenazada por la efervescencia digital, el acto de sumergirse en las páginas de un libro puede parecer un lujo pasado de moda. Sin embargo, es precisamente en estos tiempos de incertidumbre y fluidez que la necesidad de la lectura se vuelve más crucial que nunca. En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su Encuesta Nacional de Lectura y Escritura (ENLEC) realizada en 2019, se encontró que aproximadamente el 41.3 % de los mexicanos mayores de 18 años han leído al menos un libro en los últimos doce meses. Este índice puede considerarse relativamente bajo en comparación con otros países, lo que refleja los desafíos que enfrenta México en términos de promoción de la lectura y alfabetización. Esto no debería quitarnos el aliento, al contrario, debería inspirarnos a redoblar nuestros esfuerzos para despertar el hábito de lectura en nuestro país.
El Día Internacional del Libro nos desafiará a sobrepasar las barreras que impiden el acceso a la lectura y a trabajar hacia un espacio donde todos los mexicanos tengan la oportunidad de disfrutar de los beneficios de la lectura, ya que nos llama a comprometernos con la causa y a trabajar juntos para develar la vitalidad inherente de esta actividad, y ocupe un lugar central en nuestra vida. Recordemos lo que planteó el pedagogo brasileño Paulo Freire, él decía que el punto de partida de la educación está en “el contexto cultural, ideológico, político, social de los educandos”. Por lo cual, mediante la implementación de políticas educativas efectivas, la promoción de bibliotecas comunitarias y el apoyo a los escritores y editores locales, podemos bosquejar el camino para un resurgimiento de la lectura en México.
El pasado es una radiografía que sirve para corregir los errores en el futuro, mediante la apreciación por los libros y el poder del conocimiento, podemos construir un porvenir más luminoso y crítico para las generaciones venideras. En este día especial, apreciemos la belleza escondida detrás de las palabras y las historias, y emprendamos las vías hacia el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo desde la lectura en todas sus formas.