Usted no es inmune a la propaganda: control narrativo y anestesia social
En la era digital y globalizada, los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en la formación de opiniones y la configuración de la realidad social. La manufactura del consentimiento, un concepto creado por Walter Lippman en los años 20, y más recientemente utilizado por Noam Chomsky y Edward S. Herman, describe el proceso mediante el cual los medios de comunicación moldean la opinión pública al promover (u omitir) agendas políticas, sociales y económicas particulares.
Este proceso se lleva a cabo a través de la selección y presentación selectiva de información, la repetición de ciertos temas y enfoques, así como la omisión de perspectivas alternativas que desafíen el status quo. En el corazón de la manufactura del consentimiento se encuentra el control de las narrativas sociales. Los grupos fácticos con intereses políticos y económicos utilizan su influencia, directa o indirecta en los medios de comunicación, para manipular la percepción pública de los eventos, las instituciones y los actores sociales. Al establecer agendas mediáticas y promover discursos hegemónicos, estos grupos buscan legitimarse y consolidar su poder.
La anestesia social, un término presentado por el sociólogo español Manuel Castells, complementa la noción de manufactura del consentimiento al describir el efecto de adormecimiento y apatía que puede generar en la sociedad la manipulación mediática y el control de narrativas. A medida que las personas se ven inundadas por un flujo constante de información sesgada y superficial, corren el riesgo de perder su capacidad crítica y su voluntad de participar en la vida cívica. La anestesia social se manifiesta en la despolitización de la ciudadanía, la resignación frente a la injusticia y la aceptación pasiva de las estructuras de poder existentes.
Al diluir la conciencia colectiva y desmovilizar el potencial transformador de la sociedad, la anestesia social perpetúa la estabilidad del statu quo y obstaculiza el alcance de noticias de alto impacto como la escasez de recursos fundamentales, los escándalos de corrupción, o las guerras y genocidios.
Invito a quien me lee hoy, a reflexionar sobre estos conceptos cuando los medios inexplicada y drásticamente se inunden de información sobre la vida romántica de jirafas, deportes extranjeros, o chismes de artistas que no conoce.
¿Quién manufactura su consentimiento y a costa de qué?