El Debate de Mazatlan

Albert Pujols no puede vivir fuera del beisbol

- JUAN VENÉ jbeisbol5@aol.com @juanvene5

Coral Gables, Florida (VIP-WIRE). “Una noche íbamos perdiendo el juego 4-0, y todos en el dugout confiábamo­s en que Albert Pujols podía sacar un jonrón de cinco carreras”… Yadier Molina. Albert Pujols, ahora de 44 años, no necesita el dinero que le pagan por ser ejecutivo de los Angelinos, ni lo que le van a pagar por ser mánager, y tampoco necesita la gloria por los éxitos que pueda alcanzar en sus nuevas funciones.

Solo que él ama al beisbol y no se concibe en casa mientras otros juegan por ahí uniformado­s de peloteros. Por eso, tras estar muy ocupado en las oficinas de Anaheim, será el mánager de los Leones del Escogido en el próximo campeonato, con aspiracion­es de llegar a dirigir en las Mayores, especialme­nte a alguno de los equipos de su brillante carrera de 22 años, Angelinos y Cardenales.

¿Cuántas de las necesidade­s de su vida podrá mitigar Albert con esos sueldos de ejecutivo y por dirigir, si por jugar le pagaron 346 millones 540 mil 436 dólares, más el dinero que recibió y recibe por barajitas, otros souvenirs y anuncios publicitar­ios?

¿Cuál logró suyo de los de ahora, será igual o mayor, que haberse colocado entre los únicos cuatro que han disparado 700 jonrones en los 153 años de Grandes Ligas: Barry Bonds, 762; Hank Aaron, 755; “Babe” Ruth, 714; Pujols, 703?

Y súmenle su promedio al bate de por vida muy cercano a los 300, en 296; y sus carreras impulsadas, que son más de 2 mil, 2 mil 218. Además, tuvo tiempo y facultades para robar 117 bases en 160 intentos.

Albert, dominicano y capitaleño, necesita pasar horas en los clubhouses y en los dugouts. Requiere de la angustia cuando se va perdiendo el juego 1-0 en el noveno inning, no podría vivir sin levantar a veces, todo bañado en champaña, el trofeo de campeón.

Lleva una sola temporada fuera los terrenos del beisbol, pero ya es suficiente, no soporta la distancia del estadio a su casa en las tardes y noches de verano.

Albert respeta y ama tanto al beisbol, que una tarde en Anaheim respondió así a la pregunta de unos reporteros de cómo se sentía de bateador designado.

“Honestamen­te, como si me apropiara indebidame­nte de la mitad de mis honorarios. El beisbol real es batear y salir al campo a la defensiva.”

O ir a entregar las alineacion­es al umpire de home y esperar que los peloteros bajo la dirección de uno puedan lograr lo que debe lograrse para ganar. ¡Que haya suerte, además de sapiencia, amigo Albert!

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.

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