Ser marakame ha sido un bien para mantener vivas sus tradiciones
Orgulloso de sus raíces y de su origen tepehuano, Santos de La Cruz Cristóbal se ha convertido en uno de los iconos de su pueblo, al ser el protagonista de eventos sagrados que mantienen vivas las tradiciones ancestrales de su raza. En San Francisco del Ajas, Durango el señor Santos de La Cruz Cristóbal vivió su infancia, la cual recuerda con sentimientos de tristeza, porque no creció bajo el amor de un hogar, ya que sus padres fallecieron cuando estaba pequeño, y vivió con personas ajenas a su familia.
“En realidad yo no sé cuántos años tengo, porque yo fui muy vagante de niño, sin padre, ni madre, yo me refugié en manos ajenas que me cuidaron para crecer, y mis papeles quedaron en un rancho, en donde mis papás fallecieron, y se perdieron. En mi falso papel tengo 62 años de edad y soy originario de San Francisco del Ajas, mi originario nativo es de La Muralla, Durango”, expresó.
En su tierra natal desarrolló el amor por sus tradiciones y cultura, pero tuvo que emigrar en busca de una mejor vida y oportunidades para su pequeña familia.
“Me casé en Durango y en compañía de mi esposa nos venimos a buscar una mejor vida, con más oportunidades de trabajo, y esto lo encontré aquí, en el sur de Sinaloa, en El Trébol Uno, en donde tenemos nuestro humilde hogar y en donde hemos vivido muy felices”, indicó.
Tradiciones vivas
Santos de La Cruz se ha preocupado por mantener sus tradiciones, esas que le fueron transmitidas por sus abuelos. “Nuestros rituales son creencias de nuestros abuelos, estas creencias son como si tuviéramos un doctor en la parte solenta, nosotros mismos nos remediamos con semejanzas y con ayunos, con dietas, y para hacer un doctorado legal lo hacíamos en seis meses de preparación, para poder asesorar a mi comunidad”, explicó.
Un compromiso
Desde hace ocho años en la comunidad El Trébol Uno se han organizado sus habitantes para realizar el ritual del equinoccio de Primavera, un evento que poco a poco ha ido creciendo y ha sido aceptado por personas del sur de Sinaloa y norte de Nayarit.
Don Santos de La Cruz es el marakame de este ritual, y para prepararse tiene que hacerlo con cinco días de anticipación, en tierra sagrada, en donde ofrece ayunos a la Pachamama, que es la madre Tierra.
En el quinto día hacen un día de velación, en donde ofrecen danzares en tierra sagrada, donde se realizará el acto del equinoccio de Primavera. En este año el marakame cumplió su octavo equinoccio de Primavera realizado en El Trébol Uno, en donde acudieron decenas de personas, entre ellas estudiantes universitarios, quienes vivieron esta tradición ancestral.
Con su vestimenta de manta en color blanco y con huaraches de correa Santos de La Cruz dio comienzo al ritual, con la purificación con inciensos, para después darle paso a la limpieza de los asistentes con un ramo de hojas de paraíso, para después formar un círculo entre los presentes para hacer la petición al nuevo sol, que este año fue por la paz mundial, por buenas cosechas en la agricultura y por los migrantes que buscan asilo político.
Al finalizar esta ceremonia los asistentes hicieron entrega de ofrendas al marakame, como muestra de gratitud, e impulsarlo para seguir con estas creencias ancestrales que aún se mantienen vivas a través de don Santos de La Cruz Cristóbal.
Nuestros rituales son creencias de nuestros abuelos, estas creencias son como si tuviéramos un doctor en la parte solenta.”