Estuvo a nada del máximo circuito, pero opina que le faltó mentalidad
La historia del futbol de Salvador Alvarado tiene importantes referentes en sus distintas épocas, y uno de los principales es, sin duda, Adolfo “El Jefe” García Parra. Creció como cualquier niño de barrio, jugando en las canchas de tierra de las principales colonias de la ciudad.
Recuerda que sus primeras competencias formales las tuvo en el campito Aguirre y en la primaria Samuel M. Gil, bajo el mando del profesor “Mayo” Rivera.
Es originario de Guamúchil y séptimo de nueve hermanos, algunos de ellos también amantes del futbol, como Antonio “El Alacrán” y Elías “Lilly” García.
Apodo
El mote de “El Jefe” nació, dice, porque un compañerito de equipo lo nombraba así en lugar de decirle capitán. Con apenas 12 años debuta en la Liga de Segunda Libre, con el equipo de La MantaDeportes Romo, que encabezaba Sergio “El Keko” Romo. Después, ya en la categoría de Primera Fuerza, pasa a Eléctrica Aguilar, equipo que dirigía Guillermo “Memo” Rojo, y que hizo época al ganar un sinfín de títulos. Ya como preparatoriano, recuerda haber participado en importantes eventos regionales, estatales y naciojugar nales. En 1981 tuvo la suerte de ser seleccionado para un campeonato nacional celebrado en la Universidad de Chapingo, y de donde fue convocado para integrar la preselección olímpica mexicana. Cree que sus primeros pasos rumbo al profesionalismo no fueron los adecuados. Se fue de casa sin que sus padres tuvieran la manera de apoyarlo. Opina que le faltó madurez y tener un objetivo claro sobre lo que aspiraba. “El futbol no es tan sencillo, se tiene que tener un equilibrio entre lo técnico, físico, técnico, táctico y mental, esto último creo que me faltó, y la historia tal vez hubiera sido diferente.”
Aunque no llegó a la Primera División, opina sentirse contento y bendecido. En 1985 considera que tuvo también una de sus mayores experiencias cuando fue convocado por la Selección Nacional Juvenil. En ese tiempo optó por venirse a Sinaloa para con Diablos Azules en la naciente Liga de Tercera División, pero finalmente se quedó aquí con Garbanceros de Guamúchil, un equipo que hizo historia en el balompié alvaradense. “Venía para Diablos, pero ganó la añoranza y el sentimiento a tu pueblo, y me quedé aquí, sin importar el dicho que dice que nadie es profeta en su tierra. Ese era un equipazo, una máquina.”
Fractura
Una fuerte lesión casi lo retira del profesionalismo, pero regresa a las Águilas del Progreso Industrial. En esa época, además tuvo inclusive la fortuna de entrenar con el primer equipo del América, cuando Carlos Reynoso era el entrenador. En 1991, recién desempacado como entrenador, se viene a Guamúchil para dirigir a Garbanceros, pero se regresa pronto a la Ciudad de México para seguir trabajando en el futbol amateur en varias filiales y terminar la carrera de entrenador. El terruño llama al “Jefe” de nuevo, y forma aquí en el 2006 la Escuela de Futbol La Laguna. A la llegada de Murciélagos, “El Jefe” trabajó con esa agrupación durante 10 años, incluyendo también la época donde el equipo cambió su sede a Los Mochis. “Hoy , recordar es vivir. Estar cerca de Dios me ha dado mayor tranquilidad, estabilidad emocional, seguridad y equilibrio”, expresa con firmeza “El Jefe” García.
La fama y el dinero no pasó por mi mente, o de lo contrario la historia fuera distinta."
ADOLFO GARCÍA ENTRENADOR