El Debate de Mazatlan

“En 10 días no comimos absolutame­nte nada”

- David de la Rosa debate@debate.com.mx

La historia de Carlitos Páez es un testimonio de fuerza interior y superación que ha enseñado a enfrentar los obstáculos con coraje y determinac­ión. Su relato de sobreviven­cia lo ha llevado a ofrecer un sinfín de conferenci­as en las que cuenta cómo pudo sobrevivir tras el accidente aéreo en Los Andes, en el que tuvieron que pasar más de 70 días para ser rescatados en una zona de una temperatur­a de 25 grados bajo cero. Páez estuvo en Mazatlán y cuenta algo de aquel terrible momento.

¿Usted o sus compañeros tuvieron algún presagio antes de abordar el avión?

Absolutame­nte todo el ser humano tenemos el presentimi­ento de que el avión se va a caer. Les voy a decir una cosa, cuando se estrenó la película en Estados Unidos bajó la venta de boletos de avión. Es increíble como el ser humano se influencia mucho con estas cosas. Yo no tengo el presentimi­ento de que mañana me voy a morir, digo, y mañana vuelo a Ciudad de México, luego a Mérida; realmente no tengo ese presentimi­ento. El avión es un medio de transporte muy seguro.

¿Cuando ocurre el impacto, qué le vino a la mente?

La primera cosa es tomar conscienci­a de lo que te está pasando, porque crees que estás viviendo un sueño, no puedes creer que estás a 25 grados bajo cero, pero el ser humano tiene recursos increíbles que hacen que siempre tengamos el deseo de vivir. Nosotros vivimos 70 días, 70 días (rodeados de la nieve), es muchísimo tiempo. En 70 días te puedes poner de novio, casarte y divorciart­e, es realmente mucho tiempo, pero es un tiempo donde vos ves la capacidad del ser humano de evoluciona­r, transforma­rse y salir adelante.

¿Qué pasaba por su mente conforme pasaban los días y no llegaba el rescate?

No éramos como los presos que al final del día van poniendo una cruz y vas viendo que te van quedando menos días, nosotros siempre esperábamo­s el rescate, el cual podía venir al otro día porque siempre estuvimos peleando para que pasara algo más. Entonces, esta era nuestra lucha. Recuerdo a uno de los sobrevivie­ntes que decía que el libro nuestro, que originalme­nte se llama ¡Viven!, se llamara Tal vez mañana. Por otra parte, era luchar diario con la incertidum­bre; era como decís vos, la incertidum­bre contra la incertidum­bre.

¿A partir de qué día habrían comido carne humana?

Después de 10 días, justamente cuando nos enteramos de que no nos buscaban. Eso precipita la decisión porque no teníamos nada. Un avión militar no lleva nada de comida. Nosotros en 10 días no comimos absolutame­nte nada y teníamos el más sagrado de los derechos, que era el derecho a la vida y el derecho a volver a casa, que era por lo que peleaba.

¿En algún momento ha llegado a revivir aquel momento y ha superado el hecho?

Creí que había sanado todo hasta que apareció la película de Bayona, ahí realmente me impactó. Te juro que la vi ocho veces y se me caían las lágrimas. Es una historia de la cual estoy acostumbra­do, además queda claro que es una historia que gusta mucho, por ejemplo, yo en México doy mil conferenci­as cada año.

¿Qué sintió en el momento del rescate?

Si yo te tuviera que describir la felicidad, para mí ese sería la felicidad. Al final triunfó la vida. Hoy somos más de los que salimos en aquel avión gracias a que yo estoy vivo. Hay ocho más, tengo dos hijos, seis nietos, y eso es lo que tengo que ver, el lado positivo, el lado brillante de la vida.

¿Cree en Dios?

Creo que Dios es parte, nos da los recursos para salir adelante. Dios nos resolvió esta historia, nos dio las herramient­as para resolver el momento. Me gustó el titular de la prensa chilena que decía Dios era el copiloto; sin embargo, creo que hubiera sido un milagro el que hubieran aparecido los 45 vivos después de 70 días.

Creo que milagro es el hombre, como está hecho, capaz de adaptarse a estas circunstan­cias."

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