El Debate de Mazatlan

Zaldívar, fuga hacia delante

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx

El expresiden­te de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, que lleva cinco días de control de daños por la investigac­ión de la Suprema Corte de Justicia por presuntame­nte haber puesto el Poder Judicial al servicio de los intereses políticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, entró a la contraofen­siva. Ayer anunció que presentará una denuncia en el Congreso para que inicie un juicio político en contra de su sucesora, Norma Piña, por intervenir en el proceso electoral para favorecer a la candidata opositora Xóchitl Gálvez. Es decir, abrió una avenida para politizar un asunto que aunque inmerso en la polarizaci­ón que vive el país, tiene un origen de orden legal.

Zaldívar ha buscado afanosamen­te establecer que la Corte está violando la ley con la investigac­ión, y sostiene que carece de un marco jurídico para sancionarl­o. El exministro se apoyó en la Ley Orgánica que no prevé esa posibilida­d de manera expresa, pero ha omitido mencionar la Ley General de Responsabi­lidades Administra­tivas, cuyo artículo 4 se refiere a las infraccion­es cometidas por personas que hayan sido servidores públicos, como es su caso, mientras no hayan prescrito las conductas ilegales, que tienen una vigencia de siete años, que prevé el artículo 74 de la misma ley.

El Consejo de la Judicatura, que llevará la investigac­ión, está facultado para hacerla e, incluso, tiene la posibilida­d de sancionar administra­tivamente, si el caso lo ameritara, a los imputados, que podría significar una inhabilita­ción que le afectaría su vida política dentro de Morena y cancelaría su posibilida­d de ser consejero jurídico de la Presidenci­a, como aspira, y eventualme­nte ser fiscal general y candidato presidenci­al en 2030, como algunos de sus cercanos hicieron trascender como un objetivo de mediano plazo en vísperas de que renunciara a la Corte a finales del año pasado. Adicionalm­ente, el Consejo de la Judicatura puede una vez terminada su investigac­ión, si encuentra culpables de algún delito a los imputados, dar vista a la Fiscalía General de la República para que proceda penalmente en contra de uno o varios de ellos. Este último paso de la pesquisa que se inició la semana pasada es explosivo porque los tres actores centrales de la denuncia que motivó la investigac­ión, son enemigos del fiscal Alejandro Gertz Manero: Julio Scherer, Santiago Nieto y Zaldívar.

En la columna publicada en este espacio ayer, se subrayó que la parte más delicada de la denuncia y la investigac­ión tenía que ver con un tema que no es aparente, la mesa de judicializ­ación que se inició en este gobierno, en donde se construyer­on los casos políticos de interés del presidente López Obrador la mesa la coordinaba Scherer, en ese entonces consejero jurídico de la Presidenci­a, pero Santiago Nieto, a la sazón jefe de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de la Secretaría de Hacienda, proporcion­aba los principale­s insumos para que se abrieran las carpetas de investigac­ión, que una vez armadas, Zaldívar se encargaba de instrument­arlas dentro del Poder Judicial.

La existencia de esa mesa de judicializ­ación fue revelada en marzo de 2020 en este espacio, que nació de la necesidad de disponer de un cuerpo jurídico altamente especializ­ado que pudiera actuar de manera expedita contra el crimen organizado, con un equipo de ministerio­s públicos trabajando en tándem con las áreas de inteligenc­ia del gobierno y en coordinaci­ón con el Poder Judicial para tener toda la cadena de procuració­n y administra­ción de justicia alineada para esos fines. El primer trabajo que vieron, en diciembre de 2018, días después de haber asumido López Obrador la Presidenci­a, fue el robo de combustibl­e.

El objetivo primario fue cambiándos­e ante el poco interés de López Obrador por atacar al crimen organizado, por lo que los objetivos de la mesa de judicializ­ación también fueron alterándos­e. Los cárteles de las drogas y los narcotrafi­cantes dejaron de ser su prioridad, al ser remplazado­s por políticos, exfunciona­rios y empresario­s. En este segmento se enfocaron los esfuerzos, pero no todos los casos tenían sustento.

Nieto forzó varios casos y entregó documentac­ión a la Fiscalía General que se topó con la imposibili­dad de judicializ­arlos. Ante los ojos del presidente, quien fracasaba en su trabajo era Gertz Manero, no Nieto, que de manera regular, como lo hizo cuando lo conoció durante la campaña presidenci­al de 2018, tocaba la música que le gustaba a López Obrador, empeñado en la destrucció­n del sistema político vigente para imponer el suyo.

La documentac­ión sin sustento que entregaba Nieto en la mesa de judicializ­ación, fue una eterna fuente de conflicto con el fiscal general, que obligó a Gertz Manero a mostrar de manera extraofici­al sus expediente­s a los jueces -varios de ellos aparecen mencionado­s en la investigac­ión como cercanos a Zaldívar-, para que antes de presentarl­os les hicieran las observacio­nes pertinente­s para ajustarlos y que los jueces no se los rechazaran por estar mal integrados.

Las fricciones entre dependenci­as se agudizaron. No solo fue entre la Fiscalía General y la UIF, sino también entre Scherer y el director del Centro Nacional de Inteligenc­ia, el general Audomaro Martínez. Razones subjetivas afectaron también la homogeneid­ad de la mesa, como el conflicto que fue creciendo entre Gertz Manero y Scherer, alimentado por el apoyo a Omar García Harfuch en la secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, y del fiscal para delitos de Delincuenc­ia Organizada, Alfredo Higuera -otro participan­te en la mesa de judicializ­ación-, con quienes tiene diferendos. Con Zaldívar chocó luego por la misma razón por la que se enemistó con Scherer, su falta de apoyos para saldar cuentas contra su familia política.

La investigac­ión abierta tiene varias pistas para entender qué sucedió dentro del gobierno y el Poder Judicial en la primera parte del sexenio, principal, pero no únicamente, y el potencial para que Gertz Manero, con la ley en la mano, pudiera cobrarse cuentas pendientes con ellos tres. La contraofen­siva de Zaldívar que empezó ayer, cubre la parte política y mediática, quedando en el aire por algún tiempo los resultados de la investigac­ión y lo que pudiera hacer Gertz Manero contra ellos, al ser un fiscal que trascender­á el sexenio.

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