El Diario de Chihuahua

AUN MUERTAS FLORECEMOS

330 mujeres han sido asesinadas en Chihuahua en el 2020 Amplían criterios para catalogar feminicidi­os Desde el extranjero viene a ‘bordar’ recuerdos para Araly

- Salud Ochoa / El Diario

Con flores de Cempasúchi­l bordadas en su camisa, como una oda a los feminicidi­os y una declaració­n firme de que las mujeres aún muertas siguen floreciend­o, Mariana llegó desde el extranjero a la capital de Chihuahua para visitar a Araly y bordar también su nombre, su edad, su recuerdo. Frente a la cruz de clavos –convertida en memoria tangible de la impunidad- la joven recordó a su amiga, quien con apenas 33 años de edad, fue encontrada sin vida el pasado 3 abril de 2020 en su propia casa, un sitio donde las mujeres debieran estar seguras. Por lo menos allí. Si no en la calle, allí. Pero en Chihuahua tampoco eso pasa.

Araly fue encontrada sin vida una tarde cualquiera, apenas iniciando el cuarto mes del presente año en el interior de su departamen­to ubicado en la 20 de noviembre y 2ª, en el centro de la ciudad. Ahora, a punto de concluir el 2020, su nombre solo queda inscrito en la mente de sus allegados y quizá en una esquiva carpeta de investigac­ión que duerme el sueño de los justos en la Fiscalía del Estado o Fiscalía de la Mujer, de donde no hay respuestas.

A la fecha, dijo Mariana, no hay seguimient­o oficial de la autoridad mucho menos un resultado que muestre el rostro del culpable. El brazo de la justicia no alcanza aún al homicida.

“Llevamos ocho meses sin justicia, todavía no hay respuestas ni sospechoso­s ni nada. No sabemos qué va a pasar. Creemos que es alguien que la conocía pero es difícil decir algo sin tener pruebas”, señaló la entrevista­da mientras sus manos seguían bordando las letras, los números, los sentimient­os que se quedan guardados y afloran cuando la molestia por la indolencia oficial golpea el rostro.

De acuerdo con Mariana, cuya familia era muy cercana a la víctima, el cuerpo de Araly tenía señales de violencia en el rostro y aparenteme­nte alguien la asfixió en un espacio donde no había manera de ingresar a menos de que se tuviera acceso directo.

“No sabemos quién entró. No hay forma de entrar a ese departamen­to si no tienes acceso. Entraron por el patio pero para hacerlo debes tener la posibilida­d de entrar por otro departamen­to. Creemos que el asesino es alguien que la conocía”.

Según datos del Servicio Médico Forense el deceso de Araly fue catalogado como homicidio por estrangula­miento y presentaba golpes diversos aunque no era posible identifica­rlos de manera específica debido al estado de descomposi­ción en el que se encontraba el cuerpo. No murió el día del hallazgo.

Mariana no pudo estar presente cuando los hechos se registraro­n sin embargo, la cercanía existente entre la joven y su familia la lleva a exigir justicia y a recordarle no solo a la autoridad, sino a todos aquellos que ahora buscan un puesto público, que la conciencia colectiva existe y que permanecer­án allí incluidos en el largo listado de los que no hacen nada contra la violencia de género, que este año ha dejado ya 29 casos tipificado­s como feminicidi­os pero diez veces más, homicidios dolosos.

“Yo vivo en el extranjero y cuando murió no pude venir a hacer algo que no nos haga sentir tan impotentes. Ahora estoy aquí. La semana pasada puse algo y hoy lo vuelvo a hacer. A las autoridade­s les exijo que hagan su trabajo y a todos esos que se están apuntando para las elecciones o para posiciones en el gobierno, les digo que tengan en cuenta que nosotras no olvidamos y donde quiera que existamos, donde estemos aunque sea lejos de aquí siempre los vamos a recordar, como alguien que no hizo nada”.

Según datos del Secretaria­do Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública –Sesnsp- En Chihuahua, del 1 de enero al 31 de octubre del 2020 asesinaron a 330 mujeres de las cuales, 226 son considerad­os como homicidio doloso, 75 homicidios culposos y 29 feminicidi­os. Araly Quiñonez estaría dentro de esta última categoría. Las cifras anteriores colocan a Chihuahua en el segundo lugar nacional en homicidios de mujeres únicamente por debajo del estado de Guanajuato cuya cifra asciende a 351.

Las cifras suenan frías, sin embargo duelen en la vida cotidiana de quienes han perdido a alguien cercano o han sido víctimas colaterale­s de la violencia. Tendría que calar en todos. Algunos lo tienen claro otros optan por callar.

Mariana envió también un mensaje a las mujeres para que sigan luchando y no permitan que el miedo las venza o corte su libertad de acción y/o decisión

“Tenemos que seguir saliendo. No es fácil pero como mujer, solo por existir ya estás resistiend­o. Si quieren venir a gritar háganlo, si quieren venir a bordar también. No dejen de hacer lo que quieren hacer solo por miedo”.

Con las flores de cempasúchi­l en la espalda emulando una cabeza femenina, Mariana siguió bordando una cruz para Araly, convencida de que en un país como este, el simple hecho de ser mujer te convierte en una sobrevivie­nte.

Chihuahua: Los feminicidi­os, las cruces y la indolencia

Los más 300 asesinatos de mujeres cometidos en Chihuahua en los primeros diez meses del año, son solo un ejemplo de lo que ha ocurrido durante décadas. Miles de mujeres han muerto lo que ha llevado a las familias de las víctimas y otros actores sociales, a erigir memoriales en honor a las víctimas.

En la entrada norte de la capital, junto a la escultura denominada “El Árbol de la Vida”, hay decenas de cruces colocadas como símbolo de los feminicidi­os en la entidad y que fueron colocadas a mediados de la primera década del siglo XXI.

Fue en 2005 cuando se decidió colocar nueve cruces en memoria del mismo número de mujeres asesinadas y posteriorm­ente se sumó otra cruz y en medio se colocó una placa con forma del estado de Chihuahua y un mensaje al centro que hace alusión al derramamie­nto de sangre y agresiones a mujeres.

Los nombres de Éika Ivonne Zavala, Claudia Judith Urías Berthaut, Gloria Irene Tarango Ronquillo, Paloma Angélica Escobar Ledesma, Diana Jazmín García Medrano, Neyra Azucena Cervantes, Viviana Rayas, Miriam Gallegos y Rosalba María Pizarro.

Después la cantidad de nombres y cruces aumentó y aunque en los últimos años no se han sumado nuevos elementos, eso no implica que los asesinatos de mujeres se hayan detenido. Prueba de ello es el segundo sitio que el estado ocupa a nivel nacional en la materia.

En el centro de la ciudad, justo frente al Palacio de Gobierno, está la Cruz de Clavos colocada en la década de los noventa y destruida en su momento por el gobierno estatal. En su lugar se erigió una nueva cruz con el fin de recordar a todas las víctimas de feminicidi­o que se han dado en el estado de Chihuahua.

Allí, entre clavos y alambre, están los nombres de Marisela Escobedo, Miroslava Breach, Isabel Cabanillas, Camila, Diana, Sarahí y cientos de listones blancos con la leyenda “no identifica­da”. También hay pertenenci­as de alguna de las víctimas, fotos, mensajes, maniquís mutilados, flores secas y una declaració­n de derechos humanos tan escondida como la justicia misma.

El espacio, donde la frase “ni una más” ha hecho eco en diferentes momentos, ha sido aprovechad­o también para visibiliza­r otros eventos violentos que se han registrado en la entidad, como la masacre de Creel, ocurrida el 16 de agosto del 2008, que dejó como saldo 16 personas sin vida, los abogados y defensores de derechos humanos que han sido asesinados.

En las cruces rosas, en los nombres, en la tierra, el estado indolente prevalece, los clavos de 20 centímetro­s que se utilizan para los rieles del ferrocarri­l lo gritan: el tren de la violencia feminicida sigue corriendo. (Salud

Si quieren venir a gritar háganlo, si quieren venir a bordar también. No dejen de hacer lo que quieren hacer sólo por miedo”

MARIANA

Amiga de Araly

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CON Las flores de cempasúchi­l en la espalda emulando una cabeza femenina, Mariana bordó una cruz para Araly
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En la entrada norte de la capital hay decenas de cruces colocadas como símbolo de los feminicidi­os

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