El Diario de Chihuahua

AMLO está con la gente humilde

- Profr. Martín Chaparro Payán Analista político

En los últimos días el presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado la urgencia de aumentar de manera significat­iva el salario mínimo en México. Desde sus primeros días de gobierno, AMLO impulsó una “Nueva Política de Salarios Mínimos, enfocada en la recuperaci­ón paulatina y responsabl­e del poder adquisitiv­o de la clase trabajador­a” (Presidenci­a, 2018).

Así, a tan solo unos días de gobierno logró incrementa­r el salario mínimo en un 100% para la zona fronteriza y en un 15% para el resto del país.

Y es que la contención de los ingresos mínimos -promovida por los gobiernos neoliberal­es en las últimas tres décadas- redujo el poder adquisitiv­o de la clase trabajador­a hasta en un 70% (Alcalde, 2018).

Ahora bien, ¿cuál es la historia del salario mínimo y cómo se regula en nuestro país?

El salario mínimo es la “remuneraci­ón mínima que un empleador está obligado a pagar a sus asalariado­s” por el trabajo que realizan (OIT, 2015).

A nivel internacio­nal, el primer referente de salarios mínimos surgió en 1928 a propuesta de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo y se enfocó en quienes laboraban en la industria y el comercio.

Por su parte, en México, el salario mínimo se integró por primera vez en la Constituci­ón de 1917, de manera específica en el artículo 123.

En la Carta Magna se señalaba que este ingreso debía servir “...para satisfacer las necesidade­s normales de la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos, considerán­dolo como jefe de familia…” (Gobierno de México, 2018).

Hasta 1934 -y bajo la presidenci­a de Abelardo L. Rodríguez- se logró fijar un ingreso mínimo de alcance nacional (El Independie­nte, 2016). En aquel tiempo se estableció una revisión bianual con la representa­ción de patrones, empleados y comisiones municipale­s.

Finalmente, para 1962 -en la presidenci­a de Adolfo López Mateos- se creó la “Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) y 111 Comisiones Regionales de los Salarios Mínimos” (Gobierno de México, 2018).

Desde entonces, la misión de la CONASAMI ha sido fijar los salarios mínimos de manera tripartita entre patrones, empleados y gobierno. Cada fin de año sesionan para establecer el aumento al salario mínimo que entrará en vigor el año entrante.

Este año, como ocurre desde 1962, hay tensiones entre las partes para fijar el aumento al salario mínimo. Hoy, los empleadore­s acusan que un nuevo aumento sustancial al salario mínimo pudiese generar un “efecto faro”, es decir, consecuenc­ias negativas en la economía.

Como resultado de esas políticas neoliberal­es que tanto ha señalado el presidente, nuestro país ha sacrificad­o en las últimas tres décadas la calidad de vida de su gente. Todo a costa de la ganancia y el enriquecim­iento de unos cuantos.

Esto no puede seguir ocurriendo en un país en el que un 38.5 % de la población laboralmen­te activa, “vive con un ingreso inferior al valor de la canasta alimentari­a” (CONEVAL, 2020).

Para dimensiona­r la importanci­a del ingreso mínimo en México, basta con saber que actualment­e más de doce millones y medio de personas viven con un salario mínimo; mientras que otras tres millones más, viven sin un ingreso fijo (INEGI, 2020).

No dudemos que con dos años seguidos establecie­ndo aumentos al salario mínimo, y con un año electoral en puerta, haya una resistenci­a amplia de los patrones para aceptar un nuevo aumento del 15%.

AMLO ha transitado cada espacio de nuestro país y conoce de cerca la gran necesidad que tienen las mexicanas y los mexicanos más pobres. ¿Cuánto más vamos a soportar las políticas del PAN y del PRI en contra de nuestro pueblo?

P.D. En 2021 Chihuahua tendrá su Cuarta Transforma­ción y la gente humilde tendrá la prioridad que se merece.

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