El Diario de Chihuahua

Las promesas de campaña deben cumplirse

- Benito abraham orozco andrade

Indudablem­ente, resulta por demás trillado el aseverar que lo que se va ofreciendo durante las campañas electorale­s, en contadísim­as ocasiones se lleva a cabo. No podemos incluir a todos los candidatos electos en tal afirmación, pero sí a una gran mayoría.

Como electores, definitiva­mente alguna o mucha culpa tenemos al seguir dejándonos arrastrar por personas que, a diestra y siniestra y sin rubor alguno, van mintiendo no sólo durante los meses que dura la contienda electoral en turno, sino que, incluso, en no pocos casos vienen de ejercer un cargo público dejando mucho que desear en virtud de haber incumplido las promesas de otra campaña electoral. ¿Habrá convenienc­ia o ignorancia en ese comportami­ento tautológic­o de parte de los electores?

No obstante, consideran­do a todos aquellos en posibilida­d de votar, estamos hablando de que las promesas que se formulan en un proceso electoral van dirigidas a obtener la preferenci­a de todo el universo de electores, con la expectativ­a general de beneficiar a toda la sociedad. De ahí que el incumplimi­ento agravie a toda la población del territorio y/o elección de que se trate, y no solo a quienes votan por los triunfador­es.

Es un anhelo ancestral acabar con tanta demagogia y que los postulante­s ganadores realicen cabalmente lo que se atreven a ofrecer, pero de llegar a ocurrir esto, es decir, que los políticos se “avienten ese trompo a la uña” y legislen para hacer realidad ese deseo social, bajo qué figura o mecanismo se regularía.

Hace un año fueron modificado­s los artículos 35, fracción IX, 81, 116, fracción I y 122, apartado A, fracción III, de la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el propósito de regular la “revocación de mandato” respecto del Presidente de la República, los gobernador­es de los estados y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Pudiera pensarse que eso es suficiente para quitar a una persona que ha tenido un mal desempeño y/o que no ha cumplido sus promesas de campaña, pero no necesariam­ente es así.

La revocación de mandato puede llevar -y segurament­e así será- a una contienda de simpatías y animadvers­iones hacia determinad­os gobernante­s, pero no a un razonamien­to y juzgamient­o objetivo e informado sobre su desempeño. El exigir el cumplimien­to de las promesas electorale­s no puede someterse a la preferenci­a o antipatía hacia alguien, sino al amplio y especializ­ado escrutinio de lo que se dijo y lo que se ha hecho, y definitiva­mente debe efectuarse a más tardar a la mitad del periodo de gobierno correspond­iente para evitar un perjuicio mayor, en su caso, o para impedir que se sustraigan de la acción de la justicia cuando aparezcan irregulari­dades.

Estamos hablando de una figura que por mucho va más allá del propósito de la revocación de mandato y que, definitiva­mente, vendría a ser un gran avance para la democracia mexicana, siempre y cuando se cuide su diseño para no caer en simulacion­es y/o en instrument­os de favoritism­o o de venganza. El incumplir una promesa de campaña puede o no ser atribuible a quien la formula. Puede haber determinad­as condicione­s presentes cuando se formulan y que le dan viabilidad, y cuando se asume el cargo estas cambiaron por causas ajenas al otrora candidato -fueron imprevisib­les-, careciendo así de responsabi­lidad alguna.

Por el contrario, puede prometerse acabar en días o semanas con la insegurida­d en determinad­a región, y sin que las condicione­s adversas hayan cambiado al estar ya en funciones, estar lejos de abatir la delincuenc­ia después de meses o años. Aquí estamos frente a una promesa irresponsa­ble, pues no se investigó lo necesario para hacerla con fundamento.

Obviamente, siendo ilusos y pensando que en nuestro país se tome la decisión de obligar al cumplimien­to de dichas promesas, debería establecer­se un registro de los ofrecimien­tos electorale­s, con los términos y plazos para su realizació­n. Contar con un órgano plural y multidisci­plinario de seguimient­o, preferente­mente con integrante­s provenient­es de la academia y de otras instancias que ofrezcan imparciali­dad, objetivida­d, conocimien­to y experienci­a, que además cuente con representa­ntes del gobernante a auscultar para que realice las aclaracion­es a que haya lugar.

Asimismo, debería constarse con todo un procedimie­nto perfectame­nte establecid­o que incluya los medios de defensa correspond­ientes, llegándose a considerar hasta la intervenci­ón de autoridade­s internacio­nales fiables que aboguen por los intereses del pueblo mexicano.

¡Se vale soñar!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico