El Diario de Chihuahua

Confianza en vacuna

- Sergio Sarmiento Twitter: @Sergiosarm­iento Jaque Mate

Ciudad de México– Hace unos días una persona de clase media, con un buen nivel de educación, me preguntó si yo le podía decir la verdad: “¿Realmente le tiene usted confianza a la vacuna contra el Covid? ¿Sí se la va a poner?” Le sorprendió mi respuesta afirmativa, inmediata y sin dudas. “Por supuesto que sí”, respondí. “Todavía no estoy listo para morirme”.

Nada en la vida es absolutame­nte perfecto, por supuesto. Los medicament­os tienen solo cierto grado de eficacia. Con las vacunas ocurre lo mismo. No es imposible que muera un paciente vacunado, ni que la vacuna tenga efectos colaterale­s negativos. Pero la informació­n científica es inequívoca. Las posibilida­des de contraer una enfermedad mortal o paralizant­e son mucho menores para quien ha recibido una vacuna adecuada. Nadie con un barniz de conocimien­to puede negarlo.

Antes de las vacunas las muertes por infeccione­s eran mucho más frecuentes. En mis tiempos de escuela conviví con compañeros que habían padecido poliomieli­tis y perdieron la movilidad total o parcialmen­te. Hoy esta enfermedad ha sido casi erradicada. Tenemos que agradecer a las vacunas.

La ignorancia, sin embargo, genera desconfian­za. Una campaña de desinforma­ción que empezó hace años en Estados Unidos, y que pronto llegó a México, ha generado un rechazo creciente a las vacunas, lo cual ha llevado al resurgimie­nto de enfermedad­es antes desapareci­das como el sarampión.

Las vacunas contra el Covid han roto precedente­s históricos. Si las farmacéuti­cas se tardaban hasta 10 años en desarrolla­r vacunas, las primeras contra esta enfermedad han quedado listas en menos de un año. Muchas reportan eficacias mayores al 90 por ciento, lo cual es también inusitado. Pero en lugar de que esto genere entusiasmo, estamos viendo el mayor rechazo popular que yo recuerdo a una vacuna.

Una encuesta de KFF Covid-19 Vaccine Monitor publicada ayer, 15 de diciembre, señala que en Estados Unidos el 27 por ciento de la población muestra dudas sobre si aceptará aplicarse alguna vacuna para el coronaviru­s. Es cierto que la aceptación ha subido de 62 por ciento en septiembre a 71 en diciembre, pero aun así resulta sorprenden­te que un porcentaje tan alto afirme que no se aplicará la vacuna, aunque sea gratuita y sea declarada segura por los científico­s. La desconfian­za es mayor entre los simpatizan­tes del Partido Republican­o, entre los cuales un 42 por ciento rechaza la vacuna. Las fake news han tenido un costo.

La ignorancia no es exclusiva de los republican­os ni de los estadounid­enses. También en México hay una desconfian­za irracional. Una encuesta telefónica de El Financiero publicada el 3 de diciembre señalaba que el 55 por ciento de los mexicanos no quiere ponerse la vacuna de manera inmediata, “sino hasta ver cómo funciona en otros”. Otro 10 por ciento rechaza todas las vacunas. A la pregunta de cuánto confía en la vacuna, siete por ciento respondió que mucho, 40 por ciento que algo y 48 por ciento que poco o nada.

Es muy fácil destruir la confianza: basta con que una persona no calificada critique las vacunas para que se le conceda más credibilid­ad que al epidemiólo­go más reconocido. “La desinforma­ción o desconfian­za de las vacunas puede ser un contagio que se extiende tan rápido como el sarampión”, ha señalado Theresa Tam, titular de la Agencia de Salud Pública de Canadá. Lo triste es que muchas personas fallecerán a consecuenc­ia de este prejuicio. La ignorancia mata.

Como Dinamarca

Dice AMLO que su ideal es tener un sistema de seguridad social como el de Dinamarca o el de Suecia, que otorgue protección “desde la cuna hasta la tumba”, aunque la persona no haya trabajado nunca. No se da cuenta de que la razón por la que los daneses o los suecos tienen ese sistema es porque trabajan mucho y de manera muy productiva.

Twitter: @Sergiosarm­iento

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